martes, 14 de enero de 2020

ENSEÑAR Y CURAR


"Llegaron a Cafarnaún, y el sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley. En la sinagoga del pueblo, un hombre que tenía un espíritu impuro gritó: 
– ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco. ¡Sé que eres el Santo de Dios! 
Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole:
– ¡Cállate y sal de este hombre!
El espíritu impuro sacudió con violencia al hombre, y gritando con gran fuerza salió de él. Todos se asustaron y se preguntaban unos a otros:
– ¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva y con plena autoridad! ¡Hasta a los espíritus impuros da órdenes, y le obedecen!
Muy pronto, la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea." 

Jesús no sólo enseñaba con palabras, sino que lo hacía con hechos, curando. Los maestros de la ley enseñaban, pero todo quedaba en palabras; no repercutía en su vida. Por eso los conciudadanos de Jesús quedaban admirados de su coherencia.
Hoy, nos puede ocurrir lo mismo. Hablamos, escribimos, enseñamos...pero nuestra vida va por otro camino. No es de extrañar que nadie nos siga y que las iglesias se vayan vaciando. Debemos enseñar y curar. Hablar y hacer. Debemos ser coherentes. Sólo así la gente querrá seguir con nosotros tras Jesús.
"Enseñar y hablar con autoridad significa respaldar con la vida lo que dicen las palabras. La enseñanza no es solo trasmisión de ideas y conceptos. La enseñanza es comunicación de una profunda experiencia de vida capaz de impactar a las personas que están escuchando. Cuando las palabras están avaladas por las actitudes, acciones y gestos cotidianos es lo que denominamos “autoridad moral”. Hace lo que dice y dice lo que hace. En eso consiste la autoridad de Jesús, su autenticidad de vida. Precisamente por esa coherencia es capaz de expulsar y derrotar los espíritus malignos encarnados en las estructuras religiosas representadas en la sinagoga. Jesús es fuente de vida y libertad y eso hace que todo poder de dominio quede derrotado ante su presencia y por su palabra. Cuánta coherencia y autenticidad de vida necesitamos hoy como Iglesia, como creyentes en el Dios de la vida y seguidores de Jesús de Nazaret. Solo cuando tengamos autoridad como la de Jesús seremos capaces de derrotar los “espíritus malignos” encarnados en nuestras estructuras sociales y religiosas." (Koinonía) 


1 comentario:

  1. "Llegaron a Cafarnaún, y el sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley..."

    Cuando las palabras están avaladas por las actitudes, acciones y gestos cotidianos es lo que denominamos “autoridad moral”. Hace lo que dice y dice lo que hace.

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