jueves, 13 de febrero de 2020

EL ANACORETA Y LA ALMENDRA


Estaban el Anacoreta y su discípulo partiendo almendras. Tomó una, la partió, y enseñándola al joven le preguntó:
- ¿Qué ves?
El discípulo, no sabiendo a lo que se refería su maestro, respondió extrañado:
- Pues...una almendra partida.
- Eso es lo que se ve con el primer ojo.
- ¿El primer ojo? ¿No vemos lo mismo con los dos ojos? - añadió todavía más extrañado el discípulo.
El Anacoreta, como siempre que reflexionaba, guardó un rato de silencio con la mirada perdida en el desierto. Luego miró sonriendo al joven y se explicó:
- Tenemos tres ojos. O si lo prefieres, tres maneras distintas de mirar. Con el primer ojo, que es el de los sentidos, vemos el exterior de las cosas. Es el que has empleado para saber que esto es una almendra partida. Con ese ojo nos quedamos en lo material. Vemos el exterior de las cosas y de las personas. Nos hace clasificar a las personas por sus apariencias. Nos quedamos en la cáscara.
Suspiró mientras partía otra almendra y prosiguió:
- El segundo ojo es el de la razón. Con él analizamos lo que ha visto el primer ojo, lo elaboramos y llegamos a una verdad más profunda. Entramos en el por qué de las cosas y en la realidad de las personas. Pero no es todavía la Realidad. Sólo hemos llegado a la piel de la almendra. En realidad no nos deja verla. Nuestra razón está contaminada por prejuicios, por nuestros deseos, por nuestras fobias...
Tras otra pequeña pausa prosiguió:
- El tercer ojo es el que llega a la Verdad. Es el ojo del espíritu. Desgraciadamente muy poca gente llega a utilizarlo. Unos se empeñan en que la almendra es la cáscara: sólo creen lo que ven. Otros creen que la almendra es la piel: sólo creen lo que pueden razonar, lo que es lógico. Muy pocos llegan a la verdadera almendra: los que se dejan llevar por el espíritu; los que saben hacer el silencio en ellos; los que hacen de su vida un acto de amor...y ven el interior de las personas.
Y el Anacoreta siguió partiendo almendras en silencio...

1 comentario:

  1. El tercer ojo es el que llega a la Verdad. Es el ojo del espíritu. Desgraciadamente muy poca gente llega a utilizarlo. Unos se empeñan en que la almendra es la cáscara: sólo creen lo que ven. Otros creen que la almendra es la piel: sólo creen lo que pueden razonar, lo que es lógico. Muy pocos llegan a la verdadera almendra: los que se dejan llevar por el espíritu; los que saben hacer el silencio en ellos; los que hacen de su vida un acto de amor...y ven el interior de las personas.

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