lunes, 23 de noviembre de 2020

EL ANACORETA Y EL PADRE DESESPERADO





Le dijo que estaba desesperado. No sabía qué hacer con su hijo adolescente. Le parecía irresponsable. No le obedecía y contradecía todas sus opiniones. Se le escaba de las manos y temía lo peor para su futuro.
El Anacoreta lo miró con simpatía y le dijo:
- Los adultos olvidamos nuestra adolescencia. Nosotros también fuimos irresponsables, desobedientes, contestarios a los ojos de nuestros padres.
El padre movió la cabeza y repuso:
- No sé. Tanto como mi hijo no. Y no quiero tener que avergonzarme de él en un futuro.
El anciano sonrió y contestó:
- Cada época es distinta. Pero nosotros nos comportamos exactamente igual. ¿Quieres saber lo que tienes que hacer? En primer lugar confía en tu hijo.
Ante la cara de sorpresa del padre, añadió:
- Sí. Confía. Tu hijo se equivocará, ciertamente; pero es de estas equivocaciones que aprenderá, que se iniciará en la vida, que crecerá y madurará como persona. Y no le digas con aires de triunfo: "Ya te lo advertí. Ya te lo decía yo". Al contrario. Que el note que en sus momentos de error tú estás a su lado y lo apoyas. Y, por encima de todo, no será con palabras, con consejos, con órdenes, que lo harás crecer. Es con actitudes y con tu ejemplo. ¡Ah! con tu amor. Aunque haya momentos en que lo destrozarías...Porque educar a un adolescente no es precisamente un trabajo fácil.
Y aquél padre volvió a casa más tranquilo y esperanzado...


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