jueves, 22 de diciembre de 2022

EL CÁNTICO DE MARÍA

 


En aquel tiempo, María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre." María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

"El Magnificat es el espejo del “corazón” de María, es el canto de los pobres, una de las plegarias mas hermosas escritas en el Nuevo Testamento. Con claras referencias a la literatura sapiencial y profética de Israel, el cántico celebra en síntesis la entera historia de la Salvación. Seguramente lo hemos leído y rezado muchas veces; puede que lo sepamos de memoria. Sin embargo, se trata de hacerlo vida en nuestras propias historias llamadas a ser canto de liberación. Dios actúa salvando (dignificando) a María y, a la vez, le pide a ella ser colaboradora para salvar a su pueblo. Este himno es el canto de quienes el mundo considera personas derrotadas por la arrogancia de los poderosos, pero que en el horizonte del Reino son las primeras. Con talante profético, María encarna en ella la acción liberadora del Dios de Jesús que voltea las situaciones de injusticia y exclusión de nuestro mundo egoísta. ¿Qué Magnificat de liberación le cantaría hoy a mi pueblo? ¡Alégrate por la gracia de Dios! " (Koinonía)

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