lunes, 5 de diciembre de 2022

LLEVARLOS A JESÚS

 


Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo: "Hombre, tus pecados están perdonados."
Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: "¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?" Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: "¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa." Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: "Hoy hemos visto cosas admirables."

El paralítico se salva por la fe de sus amigos, que hacen todo lo posible y lo imposible para ponerlo frente a Jesús. Modelo de lo que debe ser nuestro apostolado. Los escribas y fariseos no entienden el perdón de Jesús. Por eso Él les muestra, que el perdón nos hace caminar, destruye la parálisis que el mal provoca en nosotros.
 
"Jesús, con sus palabras y gestos, busca liberar a las personas de una religión que ha tergiversado la experiencia de Dios y ha convertido la religión en instrumento de control y manipulación. Creían que la enfermedad era un castigo por los pecados que la persona o sus padres habían cometido. Este bello relato de Lucas nos muestra como Jesús sana perdonando. Jesús, al ver la fe del paralítico y sus amigos, a quienes nada los detiene, perdona y sana para que no quede duda de la acción liberadora de Dios. Esto contrasta con la actitud de los fariseos y doctores de la ley que se aferran a unas leyes de pureza que condenaban a los enfermos de por vida. El Dios a quien esperamos se acerca a los excluidos del sistema político, económico o religioso. La auténtica espiritualidad cristiana nos lleva a cuidar y sanar la vida. ¿De qué necesito sanarme y liberarme?" (Koinonía)

No hay comentarios:

Publicar un comentario