lunes, 8 de enero de 2024

SEGUIR A JESÚS

 

Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía: “Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Volveos a Dios y aceptad con fe sus buenas noticias.”
Paseaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red al agua. Les dijo Jesús:
– Seguidme, y os haré pescadores de hombres.
Al momento dejaron sus redes y se fueron con él. 
Un poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca reparando las redes. Al punto Jesús los llamó, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes, se fueron con Jesús.

"Terminó el ciclo de Adviento-Navidad. Comienza otro tiempo: el Tiempo Ordinario. Como su nombre indica, en él no hay nada “especial”: no es el tiempo de las grandes fiestas, no es el momento de las grandes celebraciones… es el tiempo de “la hora que no brilla” en la que se construye la vida. Así, calladamente. Por eso el Tiempo Ordinario es también un tiempo importante, desde su discreción. Si la Navidad es el tiempo de Belén y la Pascua es el momento de Jerusalén, el Tiempo Ordinario es el tiempo de Nazaret…
Para comenzar este tiempo, el Evangelio nos presenta un pasaje precioso. Es aquél en el que Jesús, saliendo de su pueblo, comienza su tarea: anunciar la Buena Noticia del Reino. “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”.
Y para comenzar esta empresa, Jesús empieza “contratando obreros”. Parecería más prudente quizá haber madurado más el proyecto, o las estrategias… o haber hecho una selección de personal más cuidada… Y, sin embargo, Jesús se lanza a llamar personalmente a los que ve: a Pedro, a Andrés, a Santiago, a Juan… Ya habrá tiempo de madurar, ya habrá ocasión de ir orientando la tarea. Ahora es tiempo de comenzar. Y para ello asocia a algunos para que, con Él, puedan llevar adelante el querer de Dios.
Hoy, en nuestra Iglesia, Jesús sigue llamando. Porque la obra que Él comenzó aún no se ha completado. Ya está la semilla sembrada, pero aún no ha llegado su efecto a todo ni a todos. Por eso Jesús hoy sigue llamando. A todos, para vivir la vida nueva que Él inaugura (“convertíos y creed en el Evangelio”). Y dentro de esa con-vocatoria común, a unos les llama para que vivan como Él, en pobreza, castidad y obediencia, en comunidad de vida, sirviendo a otros: las personas consagradas. A otros para que presidan la eucaristía y la comunidad, con la palabra y con la vida: los ministros ordenados. A otros más para que, habitando en todos los rincones del mundo, evangelicen con su presencia, con su trabajo, desde la familia y desde la presencia en la sociedad: los seglares o laicos,
La pastoral vocacional es una urgencia en nuestra Iglesia de hoy. Porque Jesús sigue necesitando corazones y manos para que el Reino de Dios llegue a más corazones y a más rincones de nuestro mundo. Desde la llamada común que se expresa en el bautismo, a cada uno nos llamará después a un camino propio, según nuestras cualidades, nuestra historia… y según su voluntad. Y esa llamada continúa a lo largo de la vida en un diálogo continuo, para ir respondiendo a lo que la vida va planteando.
Y tú, ¿ya sabes lo que Jesús quiere de ti?
Y si lo sabes, ¿cómo lo estás viviendo?"
(Luis Manuel Suárez cmf, Ciudad Redonda)

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