viernes, 3 de marzo de 2017

EL VERDADERO AYUNO


"Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
– ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán."

Discípulos y fariseos se extrañan de que los discípulos de Jesús no ayunen. Parten de presupuestos distintos. Los de Juan, de la predicación de penitencia del Bautista. Los fariseos por legalismo y hacerse ver. Y ninguno de los dos es el ayuno de Jesús. La primera lectura de hoy (Is 58, 1-9), nos señala lo que quiere Jesús:
"El ayuno que yo quiero es este: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no cerrarte a tu propia carne."(6-7)
Y como nos dijo el texto del Miércoles de Ceniza, si se hace ayuno físico hay que hacerlo perfumándose, con alegría exterior, sin que nadie se entere.
Además, si creemos que Él vive en el corazón de los hombres, el Novio sigue entre nosotros, y debemos celebrarlo.


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