lunes, 24 de septiembre de 2018

SER LUZ


"Nadie enciende una lámpara para taparla con una olla o ponerla debajo de la cama, sino que la pone en alto para que tengan luz los que entran. De la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a conocerse y ponerse en claro. 
Así que oíd bien, pues al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que cree tener se le quitará." 



Jesús nos pide que seamos luz. Ante una sociedad injusta, llena de oscuridades, no podemos quedarnos impasibles, no podemos ocultarnos; aunque esto suponga dificultades y persecuciones.
"El evangelio tiene un gran atractivo por la dinámica del contagio. Lo que hemos visto y oído lo anunciamos. Es una experiencia digna de contar. Hay una necesidad biológica, metida en las entrañas, que obliga a contarlo. Es un acontecimiento novedoso que trae vida a los oprimidos. Imposible callar. Si la callamos es que la hemos escondido por miedo, por falta de convicción. Para ser luz debemos acercarnos a la Luz. Para iluminar a los demás debemos dejarnos iluminar por quién dijo: Yo soy la Luz del mundo. Ser hijos de luz supone hacer del evangelio nuestra hoja de ruta. La Iglesia tiene esa misión de alumbrar a los pueblos con la luz del evangelio. Pero ¿no hemos copiado muchas obras de las tinieblas de los poderes de este mundo? Es el momento de volver a ese proyecto original liberándonos de las tinieblas que han silenciado la profecía. En nuestro mundo nos urge ser luces en esta hora neoliberal de destrucción de la madre tierra y de los pobres y abandonados." (Koinonía) 




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