domingo, 8 de septiembre de 2019

TRES CONDICIONES


"Jesús iba de camino acompañado por mucha gente. En esto se volvió y dijo:
- Si alguno no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de vosotros quiere construir una torre, ¿acaso no se sentará primero a calcular los gastos y ver si tiene dinero para terminarla? No sea que, una vez puestos los cimientos, si no puede terminarla, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.’ O si un rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿no se sentará primero a calcular si con diez mil soldados podrá hacer frente a quien va a atacarle con veinte mil? Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos le enviará mensajeros a pedirle la paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que tiene no puede ser mi discípulo." 

El evangelio de hoy es muy exigente. Pero es que el amor lo es. El texto de Koinonía es largo y completo. No os añado nada más.
"Para ser considerado cristiano, en realidad, la Iglesia, habitualmente, exige muy poco. Se bautiza a los niños recién nacidos y apenas se exige nada a sus padres; todo lo más, la asistencia a unas charlas preparatorias del acto del bautismo y un vago compromiso de educar en cristiano al niño según la ley de Dios y los mandamientos de la Iglesia. Sin embargo, esto no era así al principio. Para ser discípulo, Jesús ponía unas duras condiciones, que llevaban a quien quería serlo a pensárselo seriamente. Pocos seríamos cristianos, si para ello tuviéramos que cumplir las tres condiciones que, llegado el caso, Jesús exige a sus discípulos. Y decimos "llegado el caso", porque estas tres formulaciones del evangelio de hoy que vamos a comentar son “formulaciones extremas”; representan la meta utópica que no debemos perder de vista, y debemos estar dispuestos a alcanzar en el seguimiento de Jesús.

Por la primera ("si uno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío"), el discípulo debe estar dispuesto a subordinarlo todo a la adhesión al maestro. Si en el propósito de instaurar el reinado de Dios, evangelio y familia entran en conflicto, de modo que ésta impida la implantación de aquél, la adhesión a Jesús tiene la preferencia. Jesús y su plan de crear una sociedad alternativa al sistema mundano están por encima de los lazos de familia.
Por la segunda ("quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío"), no se trata de hacer sacrificios o mortificarse, como se decía antes, sino de aceptar y asumir que la adhesión a Jesús conlleva frecuentemente la persecución por parte de la sociedad, persecución que hay que aceptar y sobrellevar conscientemente como consecuencia del seguimiento. Por eso es necesario no precipitarse, no sea que prometamos hacer más de lo que podemos cumplir. El ejemplo de la construcción de la torre que exige hacer una buena planificación para calcular los materiales de que disponemos, o del rey que planea la batalla precipitadamente, sin sentarse a estudiar sus posibilidades frente al enemigo, es suficientemente ilustrativo.
La tercera condición ("todo aquel de ustedes que no renuncia a todo lo que tiene no puede ser discípulo mío") nos parece excesiva. Por si fuera poco dar la preferencia absoluta al plan de Jesús y estar dispuesto a sufrir persecución por ello, Jesús exige algo que parece esta por encima de nuestras fuerzas: renunciar a todo lo que se tiene. Se trata, sin duda, de una formulación extrema, paradigmática, que hay que entender. El discípulo debe estar dispuesto incluso a renunciar a todo lo que tiene, si esto es obstáculo para poner fin a una sociedad injusta en la que unos acaparan en sus manos los bienes de la tierra que otros necesitan para sobrevivir. El otro tiene siempre la preferencia. Lo propio deja de ser de
uno, cuando alguien lo necesita para vivir. Sólo desde el desprendimiento se puede hablar de justicia, sólo desde la pobreza se puede luchar contra ella. Sólo desde ahí se puede construir la nueva sociedad, el Reino de Dios, erradicando la injusticia de la tierra.
Para quienes quitamos con frecuencia aguijón al evangelio y nos gustaría que las palabras y actitudes de Jesús fuesen menos radicales, leer este texto resulta duro, pues el Maestro nazareno es tremendamente exigente." (Koinonía) 



2 comentarios:

  1. "Jesús anava de camí acompanyat per molta gent. En això es va girar i va dir:
    - Si algú no m'estima més que al seu pare, la seva mare, la seva dona, als seus fills, als seus germans i les germanes, i fins i tot més que a si mateix, no pot ser deixeble meu. I el que no pren la seva pròpia creu i em segueix, no pot ser deixeble meu. Si algú de vosaltres vol construir una torre, per ventura no s'asseurà primer a calcular les despeses i veure si té diners per acabar-la? No fos cas que, un cop posats els fonaments, si no pot acabar-la, tots els que ho vegin comencin a burlar-se d'ell, dient: 'Aquest home va començar a construir, però no va poder acabar.' O si un rei ha d'anar a la guerra contra un altre rei, ¿no s'asseurà primer a calcular si amb deu mil soldats podrà fer front a qui va a atacar-li amb vint mil? I si no pot fer-hi front, quan l'altre rei estigui encara lluny li enviarà missatgers a demanar-li la pau. Així doncs, qualsevol de vosaltres no renuncia a tot el que té no pot ser deixeble meu. "

    Per als que vam treure amb freqüència fibló a l'evangeli i ens agradaria que les paraules i actituds de Jesús fossin menys radicals, llegir aquest text resulta dur, ja que el Mestre natzarè és tremendament exigent. "(Koinonia)

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  2. Amb Jesús sempre estarem en deute, perquè la seva bondat i estimació superen la que nosaltres li puguem tenir. De manera que en relació amb ell, sempre ens sentirem segurs en el camí al cel i en els petits camins de la vida.
    Bon diumenge, Joan Josep.

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