viernes, 27 de diciembre de 2019

JUAN, TESTIGO DE CRISTO


"Corrió (Magdalena) entonces a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
– ¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas, y vio además que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó." 

Juan posiblemente, hay dudas en algunos exégetas, fue el discípulo amado. El que se recostó sobre Jesús en la última cena, el primero que llegó al sepulcro vacío. Juan nos dejó el evangelio más teológico y profundo de los cuatro. Lleno de símbolos, que nos acercan a la figura de jesús.
 "San Juan es testigo de Cristo, la palabra de la vida. La vida nueva, del Resucitado, es lo específico de la experiencia apostólica, vivida en comunidad. El apóstol ha experimentado la palabra con la totalidad de sus sentidos, y se vuelve nuncio y escritor, evangelista, en busca de la alegría plena y compartida. Uno de los distintivos de las tradiciones de san Juan es que plasma la verdad en simbolismos de belleza singular. La belleza es una ruta a la verdad definitiva, que muchas veces queda relegada en aras de una comprensión más racionalizada de la experiencia de Dios. El camino de la belleza se plasma en colores, armonía, intensidad simbólica de realidades que se aprenden mediando los sentidos. Es un reto actual recuperar el lenguaje simbólico y forjar símbolos nuevos, que, como anota Evangelii Gaudium, “le den nueva carne a la transmisión de la Palabra” (no. 167). La venida del Cristo llama a contemplar, ver y palpar la palabra de la vida duradera. Ella afinca nuestra comunión vital con Dios y con los hermanos. ¿Cómo cultivamos la belleza en nuestra comunidad?" (Koinonía) 

1 comentario:

  1. "... ... ... ... ...
    – ¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
    Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas, y vio además que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó."

    Es un reto actual recuperar el lenguaje simbólico y forjar símbolos nuevos, que, como anota Evangelii Gaudium, “le den nueva carne a la transmisión de la Palabra”

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