miércoles, 19 de febrero de 2020

EL ANACORETA, EL POZO, LAS RANAS Y LA PALOMA


El discípulo lloraba desconsoladamente ante el crucifijo que presidía la cueva que les servía de oratorio. El Anacoreta se acercó junto a él y le preguntó por qué lloraba.
- ¡Qué nos pasa a los hombres! - respondió el joven - ¡Tanto amor, tanta entrega  y nosotros seguimos matándonos y peleamos y odiamos en su nombre!
Bajó los ojos el Solitario. Rodeó la espalda de su discípulo con su brazo, lo llevó a la entrada de la cueva y allí se sentaron. Cuando el discípulo se calmó, habló el Anacoreta:
- Te contaré una historia. No sé de quién es. En mi juventud la utilicé mucho en reuniones y conferencias. Posiblemente, con el transcurrir de los años, yo mismo la he modificado. Pero sigo pensando en ella de vez en cuando.
Guardó un rato de silencio y empezó su narración:
- "Había una vez un pozo profundo y oscuro. Su fondo estaba lleno de barro. Lo habitaban ranas y sapos. Un día, una paloma que huía de un cazador, cayó herida y fatigada en el fondo del pozo. Las ranas y los sapos la curaron. La paloma les hablaba de la existencia de un mundo mejor, lleno de luz, de agua y de verdor, fuera del pozo. Cuando se sintió con fuerzas y pudo volar, la paloma se fue del pozo. Siempre que podía volvía con ramas, frutos, flores...en el pico. Las ranas y sapos jóvenes pasaban el día soñando en aquel mundo exterior. Pero la paloma se ausentaba cada vez más tiempo. Todo esto preocupó hondamente al comité de sapos y ranas sabias.
- Esta paloma realmente ha devuelto la felicidad al pozo, pero cada vez se ausenta más y ha convertido a nuestros jóvenes en unos soñadores...¿Qué podemos hacer?
Un sapo anciano, con fama de sagaz, dijo:
- Matemos a la paloma. La colocaremos en la pared del pozo y la propondremos a nuestros jóvenes como modelo. Les diremos, que si le rezan, un día podrán ir a ese mundo maravilloso del que nos hablaba...
Y así lo hicieron. Mataron a la paloma, la clavaron en un madero que había en un rincón del pozo y la colgaron de la pared.
Desde aquel día todos rezan a la paloma y sueñan que un día irán al mundo exterior. Pero el pozo sigue siendo oscuro, las flores que traía la paloma hace años que se han marchitado y bastantes sapos y ranas empiezan a dudar de la existencia de ese mundo exterior..."
Y ambos acabaron llorando a la puerta de la cueva; pero en el cielo, las nubes les guiñaron el ojo y formaron una gran paloma de algodón... 

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