martes, 2 de marzo de 2021

EL ANACORETA Y LA COHERENCIA

 


En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

Tras recibir una visita el Anacoreta dijo:
- Los cristianos tenemos que ser coherentes. Si después de tantos siglos la sociedad sigue siendo injusta, es porque actuamos diferentemente de lo que predicamos. Nuestras acciones están muy lejos de seguir el Evangelio. Así nunca nos seguirá nadie, ni influiremos en la sociedad.

"Jesús mira a los maestros de las comunidades cristianas, a contraluz de los maestros de las sinagogas. Esto mismo, dice que las palabras de Jesús están siendo actualizadas y adaptadas a circunstancias nuevas: los discípulos de Cristo, no son los detentores de una pirámide de doctrinas a los que hay que reverenciar, sino los ejemplos vivos de cómo se hace realidad el amor; son los actores, no los guionistas; son los obreros, no los arquitectos; hacen lo que comprenden, y de una manera que sirve a todos. Entendámoslo bien, la fe cristiana no es un cúmulo de doctrinas perfectamente articuladas, sino la praxis consecuente de Cristo muerto y resucitado.
La presencia de escuelas con inspiración cristiana en nuestro entorno ha significado una cristianización que no ha reflejado los valores fundamentales del Evangelio. Si así fuera no tendríamos los índices de analfabetismo, desigualdad económica y corrupción política y social que nos laceran. Muchas de las élites gobernantes han pasado por escuelas y universidades de cuño cristiano ¿Son los valores del Maestro de Nazaret los que comunicamos?" (Koinonía)
 

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