jueves, 11 de marzo de 2021

ESTAR CON JESÚS

 


En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama."

La realidad es irrefutable, como reza el dicho “contra los hechos no valen argumentos”. La realidad se impone por su evidencia. Sin embargo, lo que vemos en el evangelio es que los datos son interpretables, y que su interpretación debe ser coherente con un marco de referencia, al que llamamos contexto. Jesús refiere a ese contexto para defender sus poderosas acciones liberadoras, mismas que sus contemporáneos adjudican a su jerarquía de emisario del mal.
En el proyecto del Reino, muchas veces los esfuerzos evangelizadores se diluyen porque no están insertos en una tela que les dé unidad y coherencia que les provea de mayor alcance. Cada discípulo parece evangelizar por su cuenta, y termina provocando más división que impulso vital en la comunidad cristiana. Es como si el quehacer evangelizador fuera asunto individual. El llamado de Jesús es a trabajar contextualmente, es decir, considerando no solo las obras buenas, sino colocándolas en relación más amplia con la historia y sentido de pertenencia al pueblo de Dios. ¿Cómo se nota que el Reino de Dios ha llegado a nosotros?

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