jueves, 27 de enero de 2022

SER LUZ PARA TODOS




 En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: «¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Les dijo también: «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»

Seguimos con la idea de que debemos anunciar la Buena Nueva. Debemos ser luz para los demás; por ello no debemos ocultarnos. Nuestra misión es mostrar el verdadero Amor a todo el mundo.

"«Dígnate bendecir la casa de tu servidor». Es la petición que David dirige a Dios cuando reconoce que todo lo vivido y alcanzado ha sido por pura gracia, no con sus solas fuerzas. Es común en nuestros países la acostumbre de bendecir las casas o los bienes, devoción que brota de corazones agradecidos por el favor de Dios. Pero no debemos olvidar que esas bendiciones son, a la vez, don y tarea. Reconocer a Dios como fuente y origen de todo bien nos debe llevar a reconocer que el mayor regalo recibido es la vida misma, que nos comprometemos a cuidarla en familia, en comunidad, en sociedad. El evangelio de hoy puede darnos la impresión de que seremos medidos por Dios al final de nuestros días. Sin embargo, no será Dios quien nos medirá sino nuestros actos. Meditemos en nuestro proceder con un pensamiento de Pedro Casaldáliga: “Al final del camino me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres”." (Koinonía) 

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