martes, 11 de enero de 2022

ENSEÑABA CON AUTORIDAD

 


Llego Jesús a Cafarnaúm y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús lo increpó: "Cállate y sal de él". El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió.
Todos se preguntaron estupefactos: "¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen". Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Enseñaba con autoridad y apoyaba con acciones lo que decía. Sanaba a los que le escuchaban. Había venido a liberar y salvar y lo hacía curando y devolviendo la paz a los que le escuchaban. 

"“Espíritus inmundos”, esterilidad, tristeza, angustia... en fin, tantos sufrimientos y sinsentidos de vida. Frente a todo ello siempre existe una esperanza: la presencia de Jesús como “libertador” en nuestra vida y en el mundo. Así como la oración de Ana fue escuchada, callando a quienes la rechazaban por la condición de esterilidad; así fue la expulsión de los “espíritus inmundos” en personas que parecían condenadas. También en nosotros se puede producir uno de los más grandes milagros: la “metanoia” , o sea, una conversión profunda que nos ayude a ser tierra fértil y liberada. Nuestra fecundidad, por gracia de Dios, nos convierte en testigos capaces de animar a personas “estériles de vida”, de “espíritus dudosos”, de tristezas profundas o sinsentido. ¿Cuál es el requisito? Sencillamente, un corazón dispuesto a seguir a Jesús; no se trata de adoctrinamientos que en ocasiones detienen hermosas iniciativas del Reino; se trata de procesos reales de dignificación y libertad. Hay tantas personas esperando la alegría del Evangelio en este mundo deshumanizado. ¿De qué necesitas liberarte? ¡Sé tierra fecunda!" (Koinonía)

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