lunes, 21 de febrero de 2022

LA FUERZA DE LA FE

 


En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: "¿De qué discutís?" Uno le contestó: "Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces."
Él les contestó: "¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo." Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?" Contestó él: "Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos." Jesús replicó: "¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe." Entonces el padre del muchacho gritó: "Tengo fe, pero dudo; ayúdame." Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él." Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: "¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?" Él les respondió: "Esta especie sólo puede salir con oración."

"«Creo; pero socorre mi falta de fe».. La oración del padre que nos presenta este evangelio es modelo y ejemplo del Dios que se hace cercano y se compadece. La vida cristiana nace, se desarrolla y se consolida en una fe humilde pero decidida. Podríamos preguntarnos: ¿Quién puede presumir de creer lo suficiente? ¿Quién habrá que no necesite purificar su fe y confiar más en Dios, poniendo en práctica aquello que dice creer? Nos recuerda Jesús: «Todo es posible para quien cree», . aludiendo a quienes dudan de la intervención de Dios en la historia humana. Siempre es saludable recordar de qué nos ha liberado Dios a cada uno de nosotros. No se trata de acciones mágicas o poderes humanos especiales sino de gestos sanadores y dignificantes. Por eso Jesús increpa a la muchedumbre, llamándola: “gente sin fe”. Indirectamente se lo dice a los discípulos, recordándoles la importancia de la oración. Procura hacer de tu oración una experiencia liberadora y sanadora. ¿Acaso oras para enfrentar con sabiduría y valentía las adversidades? ." (Koinonía)

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