lunes, 26 de mayo de 2025

DAR TESTIMONIO



Pero cuando venga el defensor, el Espíritu de la verdad, que yo enviaré de parte del Padre, él será mi testigo. Y también vosotros seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Os digo estas cosas para que no perdáis vuestra fe en mí. Os expulsarán de las sinagogas, e incluso llegará el momento en que cualquiera que os mate creerá que le está prestando un servicio a Dios. Eso lo harán porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Os digo esto para que, cuando llegue el momento, os acordéis de que ya os lo había dicho.

Debemos dar testimonio de Jesús. Esto se consigue llevando a nuestra vida los valores de Jesús: la entrega, el perdón, la ayuda a los más débiles, el Amor...El Espíritu nos iluminará con su Verdad y nos dará fuerzas. Si damos a conocer al Padre y a Jesús al mundo, pasará de ser perseguidores a ser seguidores.

¿Acaso se deberá la persecución a la falta de unidad? ¿Cómo, o en qué puede creer el mundo si quienes dicen profesar la Verdad de Cristo están divididos y enfrentados? ¿Cómo se podría convencer a quienes piensan que persiguiendo están haciendo un bien, si los cristianos mismos se cancelan mutuamente al no pensar lo mismo?
Quizá una buena clave para la unidad, la reconciliación y que el mundo pueda creer nos la dé la lectura de Filipenses en el día de san Felipe Neri: “Aprecien todo lo que es verdadero y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo que sea virtud y merezca elogio.”  Si miramos a todas esas cosas, es difícil la ira y la división. Si practicamos todas esas cosas, será difícil que quienes se sientan justificados en su persecución encuentren una buena excusa. Y entonces será posible, no solo que se aleje el temor a la persecución, sino que el mundo crea. Alégrense, dice el mismo pasaje de Filipenses. “Que vuestra benevolencia sea conocida de todos.”  Frente a todo lo que desee destruirlo: alegría, bondad, belleza, virtud.
(Carmen Aguinaco, Ciudad Redonda)

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