lunes, 4 de abril de 2011

EL ANACORETA, LA FUENTE Y LA JARRA...


Sucedió cuando el Anacoreta vivía en su cueva del desierto.
Llevaba el Anacoreta un buen rato observando la fuente y la jarra. Los discípulos no pudieron resistir la curiosidad y le preguntaron:
- ¿Qués estás mirando?
Tardó un ratito en reaccionar y luego respondió:
- Estaba meditando sobre la fuente y la jarra. ¿Qué símbolo os parece mejor para nosotros, la fuente o la jarra?
Pensaron un momento y el más joven respondió:
- La fuente. Hemos de dar constantemente aquello que recibimos.
El más antiguo disentió:
- No, la jarra. Hemos de almacenar Amor.
La cara del Anacoreta se iluminó con su sonrisa amplia y dijo:
- Tú, como eres más joven, eres más generoso. Sí, tienes razón. Hemos de dar lo que recibimos. Pero, desgraciadamente hay muchas personas, que un día, tras haberlo dado todo durante años, se encuentran vacías y entonces lo abandonan todo. ¡Cuánta gente apostólica he conocido que han acabado quemados por su mismo apostolado!
Y mirando al más antiguo prosiguió:
- Sí, tienes razón. Hay que almacenar Amor, pero también hay que dar. Una jarra que sólo almacena, acaba convirtiéndose en una jarra de aguas pútridas. ¡Cuánta gente de gran espiritualidad he visto transformarse en seres egoístas, alejados de la humanidad!
Y tomándolos cariñosamente por el brazo, les dijo:
- Hemos de ser fuente y jarra que desborda. Hemos de dar el Amor que recibimos sin quedarnos vacíos nosotros...
Y se fueron a rezar Tercia los tres juntos...

7 comentarios:

  1. ¿Y ese símbolo no podrían ser las dos cosas?
    Me gusta mucho la foto que has puesto, el agua de la jarra se derrama sobre las piedras que están en la fuente, para que no se sequen en exceso y sean capaces de hacer que nazcan flores entre ellas
    Con esto quiero decir que lo mejor sería conseguir que las dos cosas caminaran juntas, si no se almacena primero será difícil conseguir dar, pues no se puede dar de lo que no se tiene y dar simplemente, sin seguir almacenando puede acabar llevando a un vacío total que después sería muy complicado volver a llenar.
    También creo que eso es lo más difícil, cuando se está en plena actividad parece que no se encuentra el momento para parar y rellenar antes de que se vacíe del todo y si se para durante mucho tiempo cuesta mucho trabajo volver a arrancar de nuevo el motor, son muchas las piezas que tienen que volver a encajar

    Ya me queda poco para volver a rezar Tercia en compañía y sigo teniendo las mismas ganas de siempre

    Un abrazo

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  2. Interesante entrada para ser sometida a reflexión. Mi opinión es que la fuente es el Señor y la jarra, nuestro corazón. El Señor pone la fuente de agua viva en nuestro corazón, y cuando la jarra está llena el agua sale al exterior sin ningún esfuerzo por nuestra parte, simplemente se derrama por desbordamiento. El Señor no deja de llenar con su gracia la jarra, por eso llega un momento que el agua que contiene se desborda. La pregunta es ¿cuánto agua somos capaces de derramar? La respuesta es: tanta como la capacidad volumétrica de la jarra. Una jarra de un litro almacena más volumen de agua que otra de medio litro. Entonces, ¿cómo conseguir una jarra más grande? Respuesta: haciendo la voluntad de Dios.

    Feliz Cuaresma

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  3. Dar y recoger AMOR es una consecuencia .
    EL agua sale para ser recogida y luego entregada.
    Besucos

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  4. Os habéis planteado alguna vez, siempre o casi siempre... No, en serio, ¿os habéis planteado alguna vez, porque hay jarras que nunca, casi nunca o rara vez llegan a llenarse completamente? Venga es muy fácil, pensad un poco

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  5. Potser més que cap altra cosa, és millor contemplar la fluidesa del raig que es vessa i que torna a la gerra, en aquest cas mecànicament. En el cas de les persones, naturalment, ja que són les mateixes aigües que ens alimenten des del principi de la vida a la Terra: bevem i donem alhora. No hi ha altre circuit.

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  6. Marta y María. Puede pasar que la jarra esté rajada. Pero eso no es malo. Todos sabemos el cuento de aquella jarra que llegaba a casa medio vacía, pero regaba las flores del camino... Y puede ser que nos acerquemos a una fuente raquítica, que da tan poca agua, que da tiempo a que se evapore la de la jarra. También puede ser que sea una jarra siempre disponible, y siempre hay alguien bebiendo de ella...
    Olga,el teu simil és perfecta per la gerra de la ilustració. Un continu donar i alimentar-se a l'hora.
    Joan Josep

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  7. Queridos hermanos, efectivamente, la jarra esta deteriorada, tiene fisuras que producen la fuga de agua y por eso la jarra nunca llega a llenarse completamente con la gracia del Espíritu Santo, como consecuencia el agua no sale hacia el hermano por rebosamiento, condición necesaria y suficiente si queremos permanecer fieles en el apostolado.

    La loza necesita ser restaurada desde el interior por el buen Alfarero, recordemos las palabras de la canción:

    Yo quiero ser Señor amado
    como el barro en manos del Alfarero.
    Toma mi vida hazla de nuevo,
    yo quiero ser un vaso nuevo.

    Queremos ser queridos hermanos, un vaso nuevo, una jarra en este caso. Pero pensemos ¿qué tipo de jarra queremos ser? Podemos ser una jarra de loza de las que se ponen en los bares de tapas o queremos ser una bonita jarra de fina porcelana digna de la mesa del rey. Cualquiera que sea nuestra decisión, trabajemos con nuestra confianza puesta en el Alfarero: "Señor, toma mi barro y hazla de nuevo"

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