miércoles, 31 de octubre de 2018

LA PUERTA DEL AMOR


"En su camino a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba. Alguien le preguntó:
– Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Él contestó:
– Procurad entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos querrán entrar y no podrán. Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, vosotros, los que estáis fuera, llamaréis y diréis: ‘¡Señor, ábrenos!’ Pero él os contestará: ‘No sé de dónde sois.’ Entonces comenzaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras calles.’ Pero él os contestará: ‘Ya os digo que no sé de dónde sois. ¡Apartaos de mí, malhechores!’ Allí lloraréis y os rechinarán los dientes al ver que Abraham, Isaac, Jacob y todos los profetas están en el reino de Dios, y que vosotros sois echados fuera. Porque vendrá gente del norte, del sur, del este y del oeste, y se sentará a la mesa en el reino de Dios. Y mirad, algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros; y algunos que ahora son los primeros serán los últimos."

Jesús es la puerta. Una puerta estrecha porque es la puerta de su corazón. La puerta del Amor. Una puerta que está hecha de entrega y donación. Una puerta que muchos cruzan sin saberlo. Y otros, que nos creemos muy religiosos, estamos ante la puerta del poder y los honores.
Para encontrar la puerta estrecha del corazón de Jesús, debemos ser sencillos y humildes. Debemos amar con todo nuestro corazón a los pobres, a los abandonados, a los perseguidos...Amarlos con una vida de entrega a estas personas.

"La salvación es la respuesta que Dios nos da, cuando hemos podido vivir con libertad su Palabra y la hemos hecho vida, es un camino que nos conduce al encuentro pleno con aquel que nos ha amado y ha realizado lo necesario para que encontremos la felicidad, por eso, pasar por la puerta estrecha es necesario, es el camino seguro que nos permitirá gozar plenamente de las promesas de Dios, hechas realidad en Jesucristo y presentes en medio de las comunidades que con fe sigue haciendo realidad el proyecto de Dios en su historia. La adhesión a Jesucristo y al proyecto del Padre en espíritu y verdad permitirá que seamos reconocidos, amados, elegidos, llamados y contados entre aquellos que hemos servido y cumplido plenamente con la voluntad de Dios. La salvación es una tarea diaria, es un modo de ser y de estar en medio de la sociedad y de la iglesia, es el camino que nos permitirá vivir las delicias del Reino. ¿Qué hago a lo largo de mis días para obtener la salvación? ¿Soy un auténtico seguidor de Jesús?" (Koinonía) 




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