lunes, 25 de febrero de 2019

AUMENTA MI FE


"Cuando regresaron a donde estaban los discípulos, los encontraron rodeados de una gran multitud, y algunos maestros de la ley discutían con ellos. Al ver a Jesús, todos corrieron a saludarle llenos de admiración. Él les preguntó:
– ¿Qué estáis discutiendo con ellos?
Uno de los presentes contestó:
– Maestro, te he traído aquí a mi hijo, porque tiene un espíritu que le ha dejado mudo. Dondequiera que se encuentre, el espíritu se apodera de él y lo arroja al suelo; entonces echa espuma por la boca, le rechinan los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que expulsen ese espíritu, pero no han podido.
Jesús contestó:
– ¡Oh, gente sin fe!, ¿hasta cuándo habré de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traedme aquí al muchacho!
Entonces llevaron al muchacho ante Jesús. Pero en cuanto el espíritu vio a Jesús, hizo que le diera un ataque al muchacho, que cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca. Jesús preguntó al padre:
– ¿Desde cuándo le pasa esto?
– Desde niño – contestó el padre – Y muchas veces ese espíritu lo ha arrojado al fuego y al agua, para matarlo. Así que, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.
Jesús le dijo:
– ¿Cómo que ‘si puedes’? ¡Para el que cree, todo es posible! 
Entonces el padre del muchacho gritó:
– Yo creo. ¡Ayúdame a creer más!
Al ver Jesús que se estaba reuniendo mucha gente, reprendió al espíritu impuro diciéndole:
– Espíritu mudo y sordo, te ordeno que salgas de este muchacho y no vuelvas a entrar en él.
El espíritu gritó e hizo que al muchacho le diera otro ataque. Luego salió de él dejándolo como muerto, de modo que muchos decían que, en efecto, estaba muerto. Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó; y el muchacho se puso en pie.
Luego Jesús entró en una casa, y sus discípulos le preguntaron aparte:
– ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese espíritu?
Jesús les contestó:
– A esta clase de demonios solamente se la puede expulsar por medio de la oración."


Fe y oración. A veces, ante las dificultades, somos conscientes de que nos falta Fe. Es a través de la oración que la fortaleceremos. Una oración auténtica, que es unión con Dios, no mera repetición de palabras.
"La narración de este milagro se encuentra de manera inmediata a la trasfiguración de Jesús. En esta, un padre pide a los discípulos que expulse un espíritu que se ha apoderado de su hijo dejándolo mudo. Pero, ellos no pueden hacerlo. Jesús; quien estaba ausente, ha llegado en medio de la circunstancia y se impacienta y pide que le traigan aquel muchacho. De hecho, esta impotencia sigue siendo la falta de fe de sus discípulos. De esta manera, se debe comprender que la fe es capaz de cambiar los contextos de muerte, por realidades de vida. Por eso, el centro del relato está precisamente no en el milagro, sino en la respuesta sincera de fe de este padre: “creo, pero aumenta mi fe” Es decir, para Marcos todo discípulo debe permanecer fiel a pesar de las dificultades y las dudas. El cristiano frente al mal es impotente y debe encontrar en la fe y en la oración su apoyo incondicional en Dios. ¿Nuestra fe está puesta en el Dios de Jesús o vacilamos aún?" (Koinonía) 


1 comentario:

  1. Jesús contestó:
    – ¡Oh, gente sin fe!, ¿hasta cuándo habré de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traedme aquí al muchacho!
    Entonces llevaron al muchacho ante Jesús. Pero en cuanto el espíritu vio a Jesús, hizo que le diera un ataque al muchacho, que cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca. Jesús preguntó al padre:
    – ¿Desde cuándo le pasa esto?
    – Desde niño – contestó el padre – Y muchas veces ese espíritu lo ha arrojado al fuego y al agua, para matarlo. Así que, si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.
    Jesús le dijo:
    – ¿Cómo que ‘si puedes’? ¡Para el que cree, todo es posible!
    Entonces el padre del muchacho gritó:
    – Yo creo. ¡Ayúdame a creer más! Pare Nostre

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