sábado, 1 de junio de 2019

EL PADRE NOS AMA


"Os aseguro que el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre: pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa.
Os he dicho estas cosas por medio de comparaciones, pero viene la hora en que ya no usaré comparaciones, sino que os hablaré claramente acerca del Padre.  Aquel día le pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré por vosotros al Padre, porque el Padre mismo os ama. Os ama porque vosotros me amáis a mí y habéis creído que he venido de Dios. Salí del Padre para venir a este mundo, y ahora dejo el mundo para volver al Padre." 

Seguir a Jesús, rezar...nos acerca al Padre. Un Padre que nos ama. Si realmente creemos en Jesús y sabemos verlo en los demás, el Amor del Padre no puede negarnos nada.
"La llegada de la hora (el día aquel) provoca que Jesús hable sobre el Padre. Sus palabras son llanas y diáfanas. En el texto, dos aspectos son incondicionales: el primero, los discípulos son amados por el Padre. La exigencia es la fidelidad a las enseñanzas de Jesús. El otro, consiste en explicitar la convicción creyente sobre el maestro de Nazaret y su itinerario (Cf. 3, 14-16): compartir su destino, la cruz, como clave de un discipulado auténtico. Para nosotros, la venida de Jesús desde el Padre y su retorno a Él, significa que Jesús es la “revelación” de Dios, y es el “acontecimiento de humanización integral” que el Padre envió al mundo. Revelación y humanización, son dones de Dios, pero también, proceso humano. Este evangelio nos enseña que Jesús es el “acontecer” de Dios, y en Él, nosotros encontramos la salvación, es decir, el logro de las aspiraciones y anhelos más profundos del ser humano. Esta es la densidad de la “alegría” en el Evangelio de Juan. ¿Nuestra vida cristiana transmite la alegría de Jesús?" (Koinonía) 

1 comentario:

  1. dos aspectos son incondicionales: el primero, los discípulos son amados por el Padre. La exigencia es la fidelidad a las enseñanzas de Jesús. El otro, consiste en explicitar la convicción creyente sobre el maestro de Nazaret y su itinerario (Cf. 3, 14-16): compartir su destino, la cruz, como clave de un discipulado auténtico. Para nosotros, la venida de Jesús desde el Padre y su retorno a Él, significa que Jesús es la “revelación” de Dios, y es el “acontecimiento de humanización integral” que el Padre envió al mundo. Revelación y humanización, son dones de Dios, pero también, proceso humano. Este evangelio nos enseña que Jesús es el “acontecer” de Dios, y en Él, nosotros encontramos la salvación, es decir, el logro de las aspiraciones y anhelos más profundos del ser humano. Esta es la densidad de la “alegría” en el Evangelio de Juan. ¿Nuestra vida cristiana transmite la alegría de Jesús?" (Koinonía) Pare Nostre

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