lunes, 12 de agosto de 2019

HIJOS, NO EXTRANJEROS


Mientras andaban juntos por la región de Galilea, Jesús les dijo:
– El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; pero al tercer día resucitará. 
Esta noticia los llenó de tristeza.
Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto para el templo fueron a ver a Pedro, y le preguntaron: 
- ¿Tu maestro no paga el impuesto para el templo?
– Sí, lo paga – contestó Pedro.
Luego, al entrar Pedro en casa, Jesús se dirigió a él en primer lugar, diciendo:
– ¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes cobran impuestos y contribuciones los reyes de este mundo: a sus propios hijos o a los extranjeros?
Pedro contestó:
– A los extranjeros.
– Por lo tanto – añadió Jesús –, los propios hijos no tienen que pagar nada. Pero, para que nadie se ofenda, ve al lago y echa el anzuelo. En la boca del primer pez que pesques encontrarás una moneda que será suficiente para pagar mi impuesto y el tuyo. Llévatela y págalos.

Este texto tiene dos partes completamente diferentes. La primera es el anuncio de la Pasión y Resurrección que hace Jesús y que los apóstoles no entienden. Es el comentario que nos hace Koinonía.
La segunda habla del impuesto al Templo, de nuestros deberes con la Iglesia. No debemos vivirlos como obligaciones, sino como una contribución a nuestra familia espiritual. Nos hemos de considerar hijos de la Iglesia.
"Este pasaje corresponde al “segundo anuncio de la pasión y resurrección de Jesús”. Las palabras del Maestro suscitan en los discípulos una tristeza profunda. Las autoridades de Israel intentan eliminar a Jesús no solo físicamente sino también en la conciencia de sus seguidores. Los discípulos todavía no entienden dos cosas. La primera, que la muerte de Jesús, no es derrota que entristezca sino victoria resucitadora que alegra el cielo y la tierra. La segunda, no es Jesús quien se ausenta de nuestras vidas y nuestras comunidades, somos nosotros quienes lo apartamos de nuestra vida y del mundo que nos rodea. Jesús, fiel a su promesa, está tocando siempre las puertas de nuestro corazón: “Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Ser motivo de escándalo para los demás es una de las actitudes que alejan a Jesús de nuestras vidas. Pidamos perdón por las veces que, con nuestra manera de ser y de actuar, reflejamos un cristianismo triste, inmerso en escándalos y con poco espacio para la acción de Dios en la historia." (Koinonía) 

1 comentario:

  1. Mentre caminaven junts per la regió de Galilea, Jesús els va dir:
    - El Fill de l'home ha de ser entregat en mans dels homes, i el mataran; però el tercer dia ressuscitarà.
    Aquesta notícia els va omplir de tristesa.
    Quan Jesús i els seus deixebles van arribar a Cafarnaüm, els qui cobraven l'impost per al temple anaren a trobar Pere, i li van preguntar:
    - El teu mestre no paga l'impost per al temple?
    - Sí, ho paga - va contestar Pere.
    Després, a l'entrar Pere a casa, Jesús es va dirigir a ell en primer lloc, dient:
    - Què et sembla, Simó? A qui cobren impostos i contribucions dels reis d'aquest món: als seus propis fills o als estrangers?
    Pere va contestar:
    - Als estrangers.
    - Per tant - va afegir Jesús -, els propis fills no han de pagar res. Però, perquè ningú s'ofengui, veu el llac i tira l'ham. A la boca del primer peix que pesques trobaràs una moneda que serà suficient per pagar la meva impost i el teu. Emporta-te i paga'ls.

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