viernes, 25 de octubre de 2019

CONOCER EL PRESENTE


"Jesús dijo también a la gente:
- Cuando veis que las nubes aparecen por occidente, decís que va a llover, y así sucede. Y cuando el viento sopla del sur, decís que va a hacer calor, y lo hace. ¡Hipócritas!, si sabéis interpretar tan bien el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo en que vivís? ¿Por qué no juzgas por ti mismo lo que es justo? Si alguien te demanda ante las autoridades, procura llegar a un acuerdo con él mientras aún estés a tiempo, para que no te lleve ante el juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y los guardias te meterán en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo."

A nuestra sociedad nos ocurre como a los contemporáneos de Jesús: predecimos el futuro, hacemos encuestas que nos dicen lo que ocurrirá. Sabemos ver los síntomas de los cambios económicos...pero no sabemos ver el presente. Cerramos nuestros ojos ante el que sufre, el que es perseguido injustamente, el que muere de hambre, el desahuciado, el inmigrante. No sabemos ver el egoísmo, la injusticia que nos atenaza. Preferimos ignorar lo que ocurre a nuestro alrededor; porque esto cambiaría nuestras vidas egoístas, centradas en la búsqueda del placer, aunque sea a costa de la desgracia ajena.
"Hoy, la Palabra de Dios habla de la necesidad de conocernos en profundidad, para trabajar en nuestro interior, reconociendo nuestras fragilidades y nuestras fortalezas. San Pablo describe dramáticamente el misterio del poder del mal en nuestros corazones, que aprovechando la fragilidad de nuestra naturaleza nos arrastra a cometer el mal que no elegimos. Trabajar en estas tensiones de nuestro corazón nos hace humildes, totalmente necesitados de la misericordia de Dios. Una profunda gratitud brota de quien sabiéndose lleno de carencias tiene en Dios su refugio, su fortaleza y su consuelo. Esta realidad también nos hace conscientes de la necesidad que tenemos de luchar contra toda tendencia a dominar y someter al hermano, porque la ofensa contra Dios significa siempre y previamente un acto de dominación contra el hermano. Un corazón creyente, que se conoce a sí mismo y conoce el infinito amor de Dios todos los días tiene que hacerse una pregunta fundamental que lo libra de su fuerza egoísta: ¿dónde está tu hermano?" (Koinonía) 

1 comentario:

  1. ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo en que vivís? ¿Por qué no juzgas por ti mismo lo que es justo?

    Un corazón creyente, que se conoce a sí mismo y conoce el infinito amor de Dios todos los días tiene que hacerse una pregunta fundamental que lo libra de su fuerza egoísta: ¿dónde está tu hermano?

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