jueves, 25 de junio de 2020

EL ANACORETA Y LOS ESPEJOS


Los anacoretas no se preocupan demasiado por su aspecto. Es por eso que no suele haber espejos en sus cuevas. Y es por eso que los discípulos se quedaron muy extrañados cuando el Solitario dijo:
- Necesitamos espejos...
La cara que pusieron debió ser todo un poema, porque el Anacoreta se echó a reír y se explicó:
- Necesitamos espejos para conocernos...y esos espejos son los demás. Todo lo que odimos en los demás, es algo que odiamos en nosotros mismos. Todo lo que admiramos y amamos en los demás, es algo que también poseemos y amamos en nosotros mismos.
Miró la cara de sorpresa de sus discípulos y siguió hablando:
- Cuando vemos algo odioso en los demás, si en lugar de criticarlo nos miráramos y viéramos que tenemos el mismo defecto, podríamos emplearnos en corregirlo y ser mejores personas. Si cuando vemos algo bueno en los demás, en vez de envidiarlo, nos diéramos  cuenta de que nosotros también lo poseemos, podríamos dedicarnos a cultivarlo y hacerlo crecer. He ahí una buena manera de conocernos...
Y se fue a regar las pobres coles, que andaban algo descuidadas en el pequeño huerto...

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