domingo, 18 de febrero de 2018

EL DESIERTO.


"Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí vivió durante cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.
Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. Decía:
- Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Convertíos y creed en el Evangelio."

El Espíritu llevó a Jesús al desierto. Allí es puesto a prueba durante cuarenta días. El desierto representa la soledad. Allí habita Satanás. El Espíritu, antes de que empiece su misión, empuja a Jesús a enfrentarse con el mal, la tentación. Todos, antes de seguir nuestro camino, debemos enfrentarnos a la tentación. Debemos conocer el mal, que aparecerá frente a nosotros para desviarnos de nuestra ruta. Pero en el desierto también, como Jesús, encontraremos ángeles que nos servirán. A lo largo de nuestra vida encontraremos personas que nos ayudarán, que nos tenderán una mano en los momentos difíciles. Hay que saber reconocerlos.
Jesús sale del desierto con un mensaje claro: debemos convertirnos y creer en su Palabra.
Este mensaje debe sonar con una fuerza especial en este tiempo de Cuaresma. Es el momento de cambiar, de volvernos hacia Dios, de convertirnos. Es el momento de creer en su Palabra, de aceptar su Evangelio. Es el momento de hacer presente el Reino en este mundo. Un Reino de Amor y de solidaridad. 



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