viernes, 23 de febrero de 2018

¿LEY O AMOR?


"Porque os digo que si no superáis a los maestros de la ley y a los fariseos en hacer lo que es justo delante de Dios, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que a vuestros antepasados se les dijo: ‘No mates, pues el que mata será condenado.’ Pero yo os digo que todo el que se enoje con su hermano será condenado; el que insulte a su hermano será juzgado por la Junta Suprema, y el que injurie gravemente a su hermano se hará merecedor del fuego del infierno.
Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda.
Si alguien quiere llevarte a juicio, procura ponerte de acuerdo con él mientras aún estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo."

La lección de hoy es muy clara. Los maestros de la ley la conocían perfectamente y se esforzaban en cumplirla al pie de la letra. Jesús nos dice, que el cumplimiento de la ley, si no va acompañado del amor, no es nada. Jesús nos enseña, que es más importante el espíritu que la letra. De nada sirve no matar, si no amamos al hermano, si, en la práctica, lo "matamos" cada día con nuestro desprecio, nuestras críticas, nuestras burlas...
Antes que las ceremonias, los sacrificios, los ritos, está el amor. Por eso Jesús coloca la reconciliación por delante de todo. No es que el otro sea más importante que Dios. Es que a Dios sólo podemos llegar a través del otro, de nuestro prójimo. Cumplir la ley sin amar al otro, es mero legalismo. 


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