jueves, 1 de febrero de 2018

ENVIADOS


"Llamó a los doce discípulos y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. Les ordenó que, aparte de un bastón, no llevaran nada para el camino: ni pan ni provisiones ni dinero. Podían calzar sandalias, pero no llevar ropa de repuesto. Les dijo:
– Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis del lugar. Y si en algún lugar no os reciben ni quieren escucharos, salid de allí y sacudíos el polvo de los pies para que les sirva de advertencia.
Entonces salieron los discípulos a decir a la gente que se volviera a Dios. También expulsaron muchos demonios y sanaron a muchos enfermos ungiéndolos con aceite."

Jesús envía a sus discípulos de dos en dos. Si hoy, a nosotros nos enviaran a predicar, prepararíamos las palabras que debemos decir. Haríamos Power Points para reforzar y hacer más claras nuestras palabras. Prepararíamos el equipaje. Nos haríamos anunciar y buscaríamos medios y locales adecuados.
Jesús, en cambio, los envía sin nada. Les da, eso sí, el poder de curar, de quitar el mal.
Los que nos dedicamos al apostolado, deberíamos meditar este texto cada mañana. Nosotros estamos muy preocupados por los medios y olvidamos lo fundamental: que hemos sido enviados a anunciar la Buena Nueva y a curar del mal. Y eso no se hace con grandes medios, sino con una vida sencilla. Jesús nos pide que llenemos los corazones de Amor, no de palabras. 


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