miércoles, 22 de agosto de 2018

LA JUSTICIA DE DIOS


"El reino de los cielos se puede comparar al dueño de una finca que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viña. Acordó con ellos pagarles el salario de un día y los mandó a trabajar a su viña. Volvió a salir sobre las nueve de la mañana y vio a otros que estaban en la plaza, desocupados. Les dijo: ‘Id también vosotros a trabajar a mi viña. Os daré lo que sea justo.’ Y ellos fueron. El dueño salió de nuevo hacia el mediodía, y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la tarde volvió a la plaza y encontró a otros desocupados. Les preguntó: ¿Por qué estáis aquí todo el día, sin trabajar?’ Le contestaron: ‘Porque nadie nos ha contratado.’ Entonces les dijo: ‘Id también vosotros a trabajar a mi viña.’
Cuando llegó la noche, el dueño dijo al encargado del trabajo: ‘Llama a los trabajadores, y págales empezando por los últimos y terminando por los primeros.’ Se presentaron, pues, los que habían entrado a trabajar alrededor de las cinco de la tarde, y cada uno recibió el salario completo de un día. Cuando les tocó el turno a los que habían entrado primero, pensaron que recibirían más; pero cada uno de ellos recibió también el salario de un día. Al cobrarlo, comenzaron a murmurar contra el dueño. Decían: ‘A estos, que llegaron al final y trabajaron solamente una hora, les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado el trabajo y el calor de todo el día.’ Pero el dueño contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te estoy tratando injustamente. ¿Acaso no acordaste conmigo recibir el salario de un día? Pues toma tu paga y vete. Si a mí me parece bien dar a este que entró a trabajar al final lo mismo que te doy a ti, es porque tengo el derecho de hacer lo que quiera con mi dinero. ¿O quizá te da envidia el que yo sea bondadoso?’
De modo que los que ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros, serán los últimos."

Es evidente que la justicia de Dios no es nuestra justicia. Nosotros calculamos los méritos y, al igual que aquellos trabajadores y los apóstoles, no entendemos la forma de proceder del Amo de la viña. Lo consideramos una gran injusticia.
Pero Dios lo ve todo con otra óptica. Lo ve a través del amor y de la misericordia. Aquí paga lo mismo a los de la última hora que a los que han trabajado desde la primera. En otro lugar vemos, que deja a las noventa y nueva ovejas para ir en busca de la perdida. Nosotros nos creemos con muchos méritos y Dios prefiere a los últimos; porque Él sabe leer en los corazones y conoce la auténtica verdad de cada uno de nosotros. Derrama su gracia sobre todos.


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