miércoles, 7 de agosto de 2019

UNA GRAN FE


Jesús pasó de allí a la región de Tiro y Sidón. Una mujer cananea que vivía en aquella tierra, se le acercó dando voces:
– ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Mi hija tiene un demonio!
Jesús no contestó ni una palabra. Entonces los discípulos se acercaron a él y le rogaron:
– Dile a esa mujer que se marche, porque viene dando voces detrás de nosotros.
Jesús les dijo:
– Dios me ha enviado únicamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. 
Pero la mujer fue a arrodillarse delante de él y le pidió:
– ¡Señor, ayúdame!
Él le contestó:
– No está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros. 
– Sí, Señor – dijo ella –, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.
Entonces le dijo Jesús:
– ¡Mujer, qué grande es tu fe! Hágase como quieres.
Desde aquel mismo momento, su hija quedó sanada.

La mujer cananea persiste en su súplica ante Jesús. Los discípulos ven en ella únicamente una molestia. No piensan en que necesita ayuda. Jesús responde con dureza, pero la mujer no se rinde. El amor por su hija y el deseo de su curación, hacen que siga insistiendo a los pies de Jesús. Por eso recibe una gran alabanza por su Fe. Ella, que no era judía, tiene una Fe fruto del amor a su hija. Por eso consigue su curación.
 "Hoy tenemos dos enseñanzas. La primera es la fe en humildad de la mujer ante la dura respuesta de Jesús a su petición. ¿Cuántas veces no nos hemos sentido defraudados después de pedir al Señor con insistencia y no captar su presencia y ayuda? Esta mujer cananea, es decir, pagana y que no pertenecía al pueblo de Israel nos enseña lo que se puede lograr con una fe perseverante. Ella nos muestra los elementos que deben adornar nuestra fe. Son humildad, mansedumbre, arrodillarse ante el Señor y suplicar. Recordemos que la fe verdadera no se apoya en los favores recibidos de Dios, sino en la persona de Jesús. Por eso, hay que perseverar en la oración aun cuando no obtenemos respuesta alguna. La segunda es la mente abierta que Jesús manifiesta ante la situación que experimentó. Él vino para las ovejas de Israel, sin embargo, entiende que el reinado de Dios pertenece no a un pueblo sino a los que tienen una gran fe. ¿Te consideras una persona de fe y mente abierta?" (Koinonía) 

1 comentario:

  1. "...– No está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros.
    – Sí, Señor – dijo ella –, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.."
    Ella, que no era judía, tiene una Fe fruto del amor a su hija. Por eso consigue su curación.

    ResponderEliminar