miércoles, 4 de marzo de 2020

EL ANACORETA Y LA ESPIRITUALIDAD


Tras la conversación del día anterior quedó el discípulo un tanto confuso. Así que se dirigió al Anacoreta y le preguntó:
- Veo claro que somos la suma de una serie de dimensiones; pero no veo clara la diferencia entre sentimientos, sensaciones...dimensión psicológica y dimensión espiritual.
El Anacoreta se rascó la barba; cosa que hacía cuando la respuesta era verdaderamente difícil. Tras un rato cavilando dijo:
- No sé si me sabré explicar. Fíjate primero en el alimento que necesita cada dimensión. Nuestra dimensión biológica necesita la comida. Nuestra dimensión mental necesita el estudio, razonar continuamente. Nuestra dimensión emocional (psicológica) necesita dar y recibir amor. Nuestra dimensión espiritual necesita la contemplación. Y tú sabes bien que la contemplación no es un raciocinio, ni sólo una serie de afectos, sino un vaciarse ante Dios y ante las cosas para captar su esencia más allá de la razón.
Dejó de hablar consciente de que no era fácil asimilar lo que había dicho. Luego añadió:
- En la dimensión espiritual hay sentimientos, pero no todos los sentimientos forman parte de la dimensión espiritual. Si te pegas un martillazo en el dedo clavando un clavo, sentirás una serie de sentimientos que se concretarán en alguna que otra palabrota...pero no son espiritualidad. (a veces las palabrotas  sí pueden ser espiritualidad).
Volvió a rascarse la barba y sonriendo dijo:
- La dimensión espiritual la sientes en momentos muy concretos. Has visto mil veces un paisaje, una puesta de sol...pero un día te sientes invadido, al contemplarlo, por una sensación indescriptible de plenitud. O mirando una o escuchando una melodía...o contemplando a una persona...Esos sentimientos forman parte de la espiritualidad. Cuando se acerca el momento de la muerte, todas las personas, sean creyentes o no, sienten la necesidad de perdón, de reconciliarse, de afirmarse en los valores que han vivido...Es la dimensión espiritual que llama a nuestra puerta y hace su último intento por unificarnos...
Y luego, mirando al horizonte, acabó:
- Sí, la espiritualidad es muy sutil. Por eso necesita de la contemplación para vivir...

1 comentario:

  1. Volvió a rascarse la barba y sonriendo dijo:
    - La dimensión espiritual la sientes en momentos muy concretos. Has visto mil veces un paisaje, una puesta de sol...pero un día te sientes invadido, al contemplarlo, por una sensación indescriptible de plenitud. O mirando una o escuchando una melodía...o contemplando a una persona...Esos sentimientos forman parte de la espiritualidad. Cuando se acerca el momento de la muerte, todas las personas, sean creyentes o no, sienten la necesidad de perdón, de reconciliarse, de afirmarse en los valores que han vivido...Es la dimensión espiritual que llama a nuestra puerta y hace su último intento por unificarnos...
    Y luego, mirando al horizonte, acabó:
    - Sí, la espiritualidad es muy sutil. Por eso necesita de la contemplación para vivir...

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