miércoles, 25 de marzo de 2020

EL ANACORETA Y LA PREPARACIÓN DE LA CONTEMPLACIÓN


El joven seguidor se quejaba de que intentaba meditar cada día, pero las distracciones no le abandonaban. A lo más que llegaba, en vez de contemplar, era a darle vueltas a una idea, a razonar sobre ella.
Le preguntó el Anacoreta:
- ¿Cuánto tiempo empleas en la preparación?
- Cinco minutos - contestó el joven - Así me quedan 25 para meditar.
Lo miró con simpatía el solitario y le dijo:
- Así te quedan 25 minutos para distraerte, para que tu cabeza se llene de mariposillas revoloteando...Si empleas veinte minutos para la preparación, te quedaran diez para la Contemplación que te parecerán eternos...Busca un lugar tranquilo. Toma una postura que te ayude a la vez a estar relajado y a concentrarte. Luego fíjate un rato en la respiración. Hazla pausada, dándote cuenta de cómo el aire penetra en tus pulmones y luego sale de ellos. Empieza a recorrer tu cuerpo relajando cada una de sus partes...Cuando te sientas relajado y no sientas tus músculos, entonces empieza tu contemplación: una frase el evangelio que irás repitiendo, una escena que observarás, un sentimiento...pero sin razonar, contemplándolo...
Miró al joven que escuchaba con atención:
- Al principio no será fácil. Si te vienen distracciones no luches contra ellas, simplemente déjalas de lado. Verás cómo progresas así...
Y se fueron juntos a meditar un rato...

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