viernes, 13 de marzo de 2020

EL ANACORETA SE VUELVE PULGA


Aquel día, el discípulo se dirigió ante el Anacoreta y puso a sus pies todo el sufrimiento del mundo. Luego, con tristeza, le preguntó:
- ¿Dónde están aquí los cestos de panes y peces? ¿Dónde los litros de vino de Caná?
Se entristeció el Anacoreta y guardó silencio un buen rato, antes de responder:
- Siempre me he hecho esta pregunta. Es más, siempre se la hago a Dios cuando utilizo la oración de imprecación. En la Biblia hay dos momentos, un mito y un cuento, en los que se intenta dar respuesta a esta pregunta. El mito responde que el mal entra en el mundo por causa del orgullo del hombre: cuando quiere ser como Dios, cuando se cree Dios. Es entonces cuando comete los más grandes horrores. El cuento es el libro de Job. Desmonta esa horrible creencia de que el mal es castigo de Dios. En Job encontramos claramente  a Dios enfrentado al argumento usado por los que utilizan el poder en la religión, para mantener al hombre atenazado por el sentido de culpabilidad. Pero el libro de Job no da la respuesta de por qué entra el mal en el mundo. Dios, en esa conversación final, ametralla a preguntas a Job. Este no puede sino responder: "Es cierto, hablé sin entender...Te conocía sólo de oídas". Pero ¿sabes lo que más me impacta del libro de Job?
- ¿?
- Job se queja de que el mal que le sucede no tiene sentido. ¿Por qué? Y los tres amigos defienden a Dios. Dan mil razones para excusar a Dios del mal. Y Dios, cuando toma la palabra, a los que ataca y deja por los suelos, es a esos tres "defensores" de Dios, no a Job que se quejaba.
Guardó unos instantes de silencio y luego, vehementemente, dijo:
- Yo, ante este problema me siento una pulga; un gusano...nada. Reconozco que no hay respuesta. Reconozco que no lo entiendo. Pero...pienso que como Job sólo puedo callar. Y como no puedo dejar de amarlo, confío en que Él sabe lo que se hace - miró a los ojos a su discípulo y añadió - Eso es la Fe. No una certeza, sino un caminar vacilante en la noche con una lámpara de barro en las manos. Dejarse caer en sus brazos, aunque no entienda nada de nada...

2 comentarios:

  1. sufrimiento del mundo. Luego, con tristeza, le preguntó:
    - ¿Dónde están aquí los cestos de panes y peces? ¿Dónde los litros de vino de Caná?
    Se entristeció el Anacoreta y guardó silencio un buen rato, antes de responder:
    - Siempre me he hecho esta pregunta. Es más, siempre se la hago a Dios cuando utilizo la oración de imprecación. En la Biblia hay dos momentos, un mito y un cuento, en los que se intenta dar respuesta a esta pregunta. El mito responde que el mal entra en el mundo por causa del orgullo del hombre: cuando quiere ser como Dios, cuando se cree Dios. Es entonces cuando comete los más grandes horrores. El cuento es el libro de Job. Desmonta esa horrible creencia de que el mal es castigo de Dios. En Job encontramos claramente a Dios enfrentado al argumento usado por los que utilizan el poder en la religión, para mantener al hombre atenazado por el sentido de culpabilidad. Pero el libro de Job no da la respuesta de por qué entra el mal en el mundo. Dios, en esa conversación final, ametralla a preguntas a Job. Este no puede sino responder: "Es cierto, hablé sin entender...Te conocía sólo de oídas". Pero ¿sabes lo que más me impacta del libro de Job?
    - ¿?
    - Job se queja de que el mal que le sucede no tiene sentido. ¿Por qué? Y los tres amigos defienden a Dios. Dan mil razones para excusar a Dios del mal. Y Dios, cuando toma la palabra, a los que ataca y deja por los suelos, es a esos tres "defensores" de Dios, no a Job que se quejaba.
    Guardó unos instantes de silencio y luego, vehementemente, dijo:
    - Yo, ante este problema me siento una pulga; un gusano...nada. Reconozco que no hay respuesta. Reconozco que no lo entiendo. Pero...pienso que como Job sólo puedo callar. Y como no puedo dejar de amarlo, confío en que Él sabe lo que se hace - miró a los ojos a su discípulo y añadió - Eso es la Fe. No una certeza, sino un caminar vacilante en la noche con una lámpara de barro en las manos. Dejarse caer en sus brazos, aunque no entienda nada de nada...

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  2. L'Univers és fet d'aquesta manera, no canviarà i no cal donar-li voltes, que ell ja en dona prou...
    Fra Olivari, que acabo de posar al bloc, és un dels meus personatges preferits per tal de donar uns moments d'humor quan la vida es torna aspra. És un fraret de molt bona pasta, humil, que cull herbes remeieres.
    Una abraçada, Joan Josep.

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