jueves, 7 de mayo de 2020

EL ANACORETA Y LA FLOR


En el desierto no abundan las plantas. Por eso el Anacoreta, aquel día, pasó mucho rato contemplando aquella pequeña flor de cinco pétalos. Recordó que el Principito hizo lo mismo y a la flor, le dijo que los hombres no tienen raíces y se dejan llevar por el viento de un lugar a otro...
El Anacoreta pasó mucho tiempo reflexionando. ¿Qué es mejor, tener raíces o no? ¿Permanecer siempre en la seguridad del mismo lugar o poder buscar incesantemente dudando de todo?
El camino más largo conduce al lugar en que nos encontramos. Buscamos fuera para acabar regresando siempre a nuestro interior.
Cuando al atardecer quiso regar aquella pequeña flor, el riguroso sol del desierto la había hecho desaparecer. Mientras el Anacoreta se retiraba a su cueva exclamó:
- Ni siquiera las raíces pueden impedir que partamos en busca de nosotros mismos...

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