Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido. Vosotros debéis orar así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra así como se hace en el cielo. Danos hoy el pan que necesitamos. Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación, sino líbranos del maligno.’ Porque si vosotros perdonáis a los demás el mal que os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo os perdonará también a vosotros; pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotros hacéis. |
Orar es acogerse entre los brazos del Padre. Es luchar para que el Reino ya empiece aquí haciendo su voluntad. Es agradecer todos sus dones. Orar es pedir perdón, pero para ello nosotros debemos perdonar. Orar es pedir que se nos libre del mal. Orar es hacer vida el Padrenuestro.
"“Es cosa para alabar mucho al Señor cuán subida en perfección es esta oración evangélica, bien como ordenada de tan buen Maestro, y así podemos, hijas, cada una tomarla a su propósito. Espántame ver que en tan pocas palabras está toda la contemplación y perfección encerrada, que parece no hemos menester otro libro sino estudiar en éste. Porque hasta aquí nos ha enseñado el Señor todo el modo de oración y de alta contemplación, desde los principiantes a la oración mental y de quietud y unión, que a ser yo para saberlo decir, se podía hacer un gran libro de oración sobre tan verdadero fundamento.” (Sta. Teresa de Jesús. Camino 27,1)
No solo un gran libro sino millares y comentarios y glosas y las luminosas veintiseis páginas del Catecismo de la Iglesia Católica y hasta la aceptable entrada de Wikipedia… Así las cosas ¿Qué comentario podría hacerse desde esta página?
Invito a los lectores a hacer su propio comentario, su propia experiencia de orar con el Padrenuestro tal como lo recogió Mateo: apenas cinco renglones con siete peticiones esenciales. En el Padrenuestro está todo el compendio de la fe, la esperanza y la caridad. Todo lo que creemos, esperamos y amamos. Un solo Señor, y Padre a quien nos dirigimos todos como hermanos, hijos de un mismo Padre, una esperanza puesta en el Reino y en la santidad que alcanzaremos como hijos de Dios, unas relaciones humanas de hermandad, de compartir el pan cotidiano y de perdonar para poder ser perdonados… Y la aspiración y el deseo de que se cumpla la voluntad de Quien nos ha creado para su gloria y nuestra felicidad.
Está bien conocer algunas “técnicas” para prepararnos para orar. Cómo disponernos, centrar la atención, buscar el momento adecuado… Pero a lo mejor basta con una predisposición a renovar cada día el asombro, y la acción de gracias que brotan de la confianza en Jesucristo, de su belleza, bondad y verdad. Él es nuestra alegría. Podemos rezar con la oración que nos enseñó en momentos felices y en las penas, con angustia o con entusiasmo, dichosos o tristes… Lo sintamos o no Él está. Está siempre."
(Virginia Fernández, Ciudad Redonda)
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