miércoles, 5 de marzo de 2025

LIMOSNA, ORACIÓN, AYUNO

 


No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cie
Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa.
(Mt 6,1-6.16-18)

Asociamos la Cuaresma a la limosna, la oración y el ayuno; pero la realidad es que cada vez se vive menos este tiempo litúrgico. Quizá, porque hemos perdido el verdadero sentido de estas tres cosas. 
Limosna no es entregar más o menos dinero. Es luchar por la justicia. Es intentar que el mundo sea más igualitario. Es entregarse al otro totalmente.
Orar no es repetir textos, realizar ritos...Es hacer el silencio en nosotros y buscar a Dios en nuestro interior. Es mirar con ojos nuevos para ver a Dios en los demás.
Ayuno no es no comer. Es saber abstenernos de cosas para darlas a los demás, a los más necesitados.
Y todo esto, sin hacer ruido, sin llamar la atención, sin hacernos ver.

"Hoy comienza la Cuaresma. Hace muchos años en un día como éste, me toco ver cómo un sacerdote, al que por circunstancias que no vienen al caso, le tocó presidir esta celebración en una parroquia, comenzó su homilía diciendo: “Hermanos, ya estamos en Pascua”. Podemos decir que se pasó de adelantado. Pero algo de razón tenía. Hemos puesto tanto el acento en la Cuaresma como un tiempo penitencial, un tiempo para vestirnos de saco y ceniza y de pedir perdón por nuestros pecados, que se nos ha olvidado que el sentido central de la Cuaresma no es más que prepararnos para celebrar adecuadamente la pasión y resurrección de Jesús, su Pascua, su paso de la muerte al triunfo de la vida, que es nuestro triunfo.
Así que a ver si comenzamos bien esta Cuaresma. El acento no debe estar, no  puede estar, en nuestros pecados (tenemos una tendencia casi irresistible a pensar que nosotros somos el centro del universo y hasta nuestros pecados los colocamos en el centro). El acento hay que ponerlo en Jesús, en vivir con plena conciencia lo que fueron los últimos días de su vida mortal y, sobre todo, el misterio de la resurrección: la respuesta gloriosa del Padre a los que querían terminar con Jesús y con su mensaje del Reino para siempre.
El Evangelio de este día nos propone tres medios: la limosna, la oración y el ayuno. Son tres medios tradicionales. De hecho, este evangelio se lee el Miércoles de Ceniza desde hace siglos. De alguna manera concentra lo que debe ser más importante de este tiempo de Cuaresma, que se debe centrar en la conversión. Ésta no se refiere tanto a la confesión de los pecados como a tomar el camino del seguimiento de Jesús. Para ello hay que empezar compartiendo lo que se tiene (limosna), encontrándose con Jesús (oración, lectura de la Palabra) y dejando de lado tantas cosas que nos distraen de lo que es fundamental en nuestra vida cristiana (ayuno). Todo eso nos ayudará a celebrar con gozo verdadero y esperanza vivida la Pascua de Jesús. Y nuestra carne resucitará para la vida y para el Reino."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

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