miércoles, 19 de marzo de 2025

JOSÉ EL JUSTO

 

Jacob fue padre de José, el marido de María, y ella fue la madre de Jesús, a quien llamamos el Mesías.
El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con José; pero antes de vivir juntos se encontró encinta por el poder del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo. María tendrá un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.”
Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado.
(Mt 1,16.18-21.24)


José apenas sale en los evangelios. Sin embargo es alguien importante para Jesús: su padre en la tierra. En La Salle lo consideramos nuestro Patrón, ya que él educó a Jesús en este mundo. Él lo protegió durante su infancia y adolescencia. José, el justo como nos dice el evangelio, obedeció a Dios aunque no entendiese demasiado lo que ocurría. Obedece cada vez al ángel que le indica lo que debe hacer. A pesar de su importante misión, permanece en la sombra. Por eso lo consideramos nuestro Patrón. El educador debe quedar en la sombra. El importante es el niño y el adolescente al que se educa. Nosotros sólo debemos estar atentos a la voluntad de Dios e intentar cumplirla, como hizo José.

"La verdad es que en los Evangelios no encontramos mucha información de José, el padre de Jesús. Además de decirnos que era el esposo o el prometido de María, la madre de Jesús, no se dice mucho más. Es una figura que queda siempre en segundo plano, medio en sombras, oscurecido por la presencia de María y, sobre todo, de Jesús. No podía ser de otra manera. Los que redactaron los Evangelio tenían que centrarse en lo fundamental y eso implicaba poner el foco en Jesús y poco más.
Pero en esa poca información que tenemos hay un dato que nos puede ayudar a mirar a José de otra manera. En el Evangelio de hoy se dice que “era justo”. En realidad, quizá no hace falta decir mucho más para retratar a una persona. Decir que una persona que es justo nos habla de que es bueno. No en el sentido de que haga bien las cosas o que sea bueno en su trabajo sino que es bueno como persona, con todo lo que implica esa bondad. Es bueno en sus relaciones, es bueno en su forma de mirar a los demás. El justo no se deja llevar por la ir ni por la violencia. El justo es pacífico. El justo va más allá de cumplir las obligaciones de la ley para vivir una vida orientada por la misericordia y la comprensión. Si tenemos un problema, sabemos que podemos acudir a una persona que sea justa porque nos va a escuchar, atender y comprender. José era justo. No hace falta decir mucho más de él. Es suficiente.
Hoy podemos hacer memoria de todos los justos que ha habido, hay y habrá en nuestro mundo. Son personas que están más allá de las ideologías y de los prejuicios. Por eso son justos. Son personas también que suelen quedar en segundo plano. Lo suyo no es ser protagonistas. Eso queda para otros. Pero están ahí, viviendo una vida sencilla, pero haciendo fraternidad y justicia con su forma de estar. Sabemos que podemos siempre contar con ellos porque son justos. Hacen lo que hay que hacer sin gritos ni alharacas. No se dan publicidad ni bombo. Simplemente están a nuestro lado, nos acompañan y echan una mano cuando nos hace falta. Hoy damos gracias por todos esos justos con los que nos hemos encontrado a lo largo del camino de la vida."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)


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