martes, 21 de noviembre de 2017

ENCONTRAR A JESÚS


"Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle, porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que, echando a correr, se adelantó, y para alcanzar a verle se subió a un árbol junto al cual tenía que pasar Jesús. Al llegar allí, Jesús miró hacia arriba y le dijo:
– Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa.
Zaqueo bajó aprisa, y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor:
– Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes; y si he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús le dijo:
– Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido."

Zaqueo era un personaje odiado en Jericó. Cobrador de impuestos para Roma y corrupto. Pero quiere conocer a Jesús. Para ello ha de correr y subirse a un árbol. Hace un esfuerzo que es recompensado. Ante la sorpresa de todos, Jesús le dice que quiere ir a su casa. Podemos imaginar la sorpresa de todos. Jesús en casa de un traidor y un corrupto.
La última frase nos da la clave de todo: "El Hijo del hombre a venido a buscar y salvar lo que se había perdido".
Jesús no rechaza a nadie que quiere conocerle. Es más, Jesús tiene preferencia por aquellos que nosotros despreciamos, que consideramos "malos". Jesús ve el corazón de las personas y el Espíritu trabaja en silencio en el interior de cada persona.
La reacción de Zaqueo es reconocer sus errores, desprenderse de la mitad de su fortuna y restituir cuatro veces lo que ha robado. Esta es la reacción de quien realmente encuentra a Jesús. 

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