jueves, 9 de noviembre de 2017

TEMPLOS VIVOS


"Como se acercaba la fiesta de la Pascual de los judíos, Jesús fue a Jerusalén; y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que tenían puestos donde cambiar el dinero. Al ver aquello, Jesús hizo un látigo con unas cuerdas y los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes. Arrojó al suelo las monedas de los cambistas y les volcó las mesas. A los vendedores de palomas les dijo:
– ¡Sacad eso de aquí! ¡No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!
Sus discípulos recordaron entonces la Escritura que dice: “Me consumirá el celo por tu casa.” 
Los judíos le preguntaron:
– ¿Qué prueba nos das de que tienes autoridad para actuar así?
Jesús les contestó:
– Destruid este templo y en tres días lo levantaré.
Le dijeron los judíos:
– Cuarenta y seis años tardaron en construir este templo , ¿y tú vas a levantarlo en tres días?
Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús."

Hoy, a veces, también seguimos convirtiendo los templos en cuevas de ladrones. Pero sobre todo, no respetamos los Templos del Espíritu Santo, que son las personas. Dejamos morir de hambre a millones de personas. Dejamos que miles mueran ahogadas en el Mediterráneo. Dejamos que mueran víctimas de las guerras. Comerciamos con sus cuerpos en la trata de blancas. Dejamos que duerman en la calle...¿Cuándo reconoceremos la presencia de Dios en los demás?

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