martes, 16 de enero de 2018

EL HOMBRE, PRIMERO


"Un sábado pasaba Jesús entre los sembrados, y sus discípulos, según iban, comenzaron a arrancar espigas. Los fariseos le preguntaron:
– Oye, ¿por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido en sábado?
Él les dijo:
– ¿Nunca habéis leído lo que hizo David en una ocasión en que él y sus compañeros tuvieron necesidad y sintieron hambre? Siendo Abiatar sumo sacerdote, David entró en la casa de Dios y comió los panes consagrados, que solamente a los sacerdotes les estaba permitido comer. Además dio a los que iban con él.
Jesús añadió;
– El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del hombre tiene autoridad también sobre el sábado."

Es un problema de siempre. Dar un valor supremo a las leyes sobre el hombre. Las leyes, que están hechas para ayudar al hombre, acaban siendo cadenas y, son utilizadas por unos cuantas para dominar a la mayoría. 
Esto que ocurre en la sociedad civil, ocurre también, por desgracia, en el mundo de la religión. Cuando se pierde el verdadero espíritu de la religión, se reemplaza por el culto a los preceptos. Estos se convierten en lo único importante y, de hecho, sirven para que unos pocos dominen a la mayoría.
Jesús toma una de las leyes más importantes para los judíos, el cumplimiento del sábado, para decir que lo importante es el hombre, no las normas. Para Jesús la norma más importante era el Amor. Amar a Dios y amar al prójimo. Todo lo demás queda supeditado a este Amor.



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