sábado, 27 de enero de 2018

NO ESTÁ DORMIDO


"Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:
– Pasemos a la otra orilla del lago. 
Entonces despidieron a la gente y llevaron a Jesús en la misma barca en que se encontraba. Otras barcas le acompañaban. De pronto se desató una tormenta; y el viento era tan fuerte, que las olas, cayendo sobre la barca, comenzaron a llenarla de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de popa, apoyado sobre una almohada. Le despertaron y le dijeron:
– ¡Maestro!, ¿no te importa que nos estemos hundiendo?
Jesús se levantó, dio una orden al viento y le dijo al mar:
– ¡Silencio! ¡Cállate!
El viento se detuvo y todo quedó completamente en calma. Después dijo Jesús a sus discípulos:
– ¿Por qué tanto miedo? ¿Todavía no tenéis fe?
Y ellos, muy asustados, se preguntaban unos a otros:
– ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?"

En este evangelio, Jesús les dice a los apóstoles que hay que ir a la otra orilla. Seguir a Jesús, significa abandonar nuestras seguridades y caminar sin estar seguros de nuestro destino.
Al ir a la otra orilla encontraremos tempestades. Seguir a Jesús conlleva dificultades y problemas. Y lo más duro es, que nos parecerá que Jesús duerme. El silencio de Dios. El miedo nos impide muchas veces seguir adelante. La verdadera Fe es la que nos dice, que Jesús no duerme. Que Él está junto a nosotros y es capaz de calmar las tempestades más violentas.
Jesús no está dormido. Siempre está junto a nosotros; pero sólo a Fe hace que lo veamos y confiemos. 


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