martes, 12 de abril de 2022

TRAICIONARLO

 


En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿Quién es?
Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).
Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.  


Judas traicionó a Jesús, lo entregó. Pedro lo negó tres veces. Judas se desesperó, no creyó en la misericordia de Dios. Pedro se arrepintió. Nosotros traicionamos y negamos a Jesús cada vez que hacemos daño al otro, cuando no ayudamos al necesitado, cuando abandonamos a nuestros hermanos. Al menos, sepamos pedir perdón y confiemos en la misericordia de Dios.
 
"Mientras Dios se manifiesta con justicia y misericordia, nosotros correspondemos con traición y desconfianza. ¡Nos cuesta mucho creer en su proyecto liberador y transformador! Nuestra lógica y pensamientos funcionan de modo muy diferente a los de Jesús; mientras la propuesta del Evangelio es que toda persona tenga vida plena, el mundo se preocupa por el éxito y la riqueza de una minoría, aunque eso signifique quitar del camino a quien estorbe. Judas y Pedro, también nosotros, nos incapacitamos para la fidelidad y la correspondencia a tanto amor. Permanecer en la causa de Jesús hoy se traduce en devolver la esperanza a tantas personas abandonadas a su suerte, que no tienen quien “proteja sus derechos” y “guarde su salario”. Fidelidad al Reino de Dios y su Palabra es aportar lo mejor de nosotros para que su salvación llegue sin condiciones a sus verdaderos herederos. ¡Atención!, pues traicionando la causa de Jesús, traicionamos nuestra humanidad. Oremos por todas las personas que hacen el bien a este mundo. ¡Sé una de ellas! " (Koinonía) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario