miércoles, 26 de julio de 2023

SER BUENA TIERRA

 


Aquel mismo día salió Jesús de casa y fue a sentarse a la orilla del lago. Como se reunió mucha gente, subió Jesús en una barca y se sentó, mientras la gente se quedaba en la orilla. Y se puso a hablarles de muchas cosas por medio de parábolas. Les dijo: Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la comieron. Otra parte cayó entre las piedras, donde no había mucha tierra; aquella semilla brotó pronto, porque la tierra no era profunda; pero el sol, al salir, la quemó, y como no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron. Pero otra parte cayó en buena tierra y dio una buena cosecha: unas espigas dieron cien granos por semilla, otras dieron sesenta y otras treinta. Los que tienen oídos, oigan.

Dios siembra generosamente. La semilla cae en muchos lugares. De eso dependerá los frutos. En esa siembra del Padre nosotros somos la tierra. Debemos esforzarnos por ser buena tierra. Debemos sacar de nosotros las piedras, los cardos. Ser tierra profunda, no superficial. Dar fruto no depende de nuestra inteligencia, ni de nuestro poder...Depende de ser profundos y eliminar en medida de lo posible, el mal de nuestras vidas. Ser tierra acogedora de Dios y de nuestros hermanos. 

"Vamos a ser sinceros. No tenemos ninguna seguridad de estos santos que hoy celebramos. Está claro que la madre de Jesús, María, tuvo padres. Pero la verdad es que no sabemos nada de ellos. Ni un solo dato histórico más allá de una tradición del siglo II, es decir, una tradición que surge a muchos años de la muerte de los padres de María.
Pero María tuvo padres. La tradición ha querido que se llamaran Joaquín y Ana. Y, por aquello de que “el que a los suyos parece, honra merece”, podríamos decir que la generosidad de María cuando dijo “hágase” a la propuesta del ángel, cuando siguió a Jesús y casi podemos decir que fue su primera discípula, cuando estuvo a los pies de la cruz en el momento del mayor dolor y cuando, después de la muerte de Jesús, se reunía con los demás discípulos a orar, ya estuvo incoada en la familia en que nació.
Porque hay muchas cosas de nuestra vida que o se reciben cuando somos muy pequeños en la relación con nuestros padres o no se reciben nunca. En el español más castizo se dice que hay cosas (educación, estilo, forma de ser) que hay que mamarlas. O se aprenden en esos momentos iniciales de la vida o ya va a ser muy difícil que se aprendan o asimilen nunca.
Podemos imaginar, suponer, que María aprendió desde su más tierna infancia de sus padres cómo tenía que ser su relación con Dios. El “hágase su voluntad” de María al ángel en la Anunciación no brotó de la nada. Más bien, viene de una actitud de vida que se aprende desde la infancia, en la vida de familia, en lo que se ve en la relación de nuestros padres, en su forma de hablar, de comportarse, de ser.
Hoy es una día para pensar en nuestras familias. Y en la responsabilidad que tenemos de cuidar y educar bien a los pequeños que en ellas van creciendo a la vida. No se trata de educar a través de la palabra sino del ejemplo de vida. Es complicado educar a los hijos. Quizá es más complicado incluso en nuestros días. Pero la base necesaria será hoy y siempre el ejemplo, el testimonio de una vida construida sobre el amor, el cariño y el cuidado mutuo."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

1 comentario:

  1. "Ser bona terra és pensar i estar per la nostra família,a través del dia a dia... a poder ser amb el testimoni, d'una vida sobre l'amor, l'afecte i la cura mútua"... F.Torres,cmf. Gràcies !

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