domingo, 23 de julio de 2023

LA FUERZA DE LA SEMILLA Y LA LEVADURA



 Jesús les contó esta otra parábola:
El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos estaban durmiendo, llegó un enemigo que sembró mala hierba entre el trigo, y se fue. Cuando creció el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba. Entonces los labradores fueron a decirle al dueño: ‘Señor, si la semilla que sembraste en el campo era buena, ¿cómo es que ha salido mala hierba?’ El dueño les dijo: ‘Un enemigo ha hecho esto.’ Los labradores le preguntaron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba?’ Pero él les dijo: ‘No, porque al arrancar la mala hierba podéis arrancar también el trigo. Es mejor dejarlos crecer juntos, hasta la siega; entonces mandaré a los segadores a recoger primero la mala hierba y atarla en manojos, para quemarla, y que luego guarden el trigo en mi granero.’ 
 Jesús les contó también esta parábola:
El reino de los cielos se puede comparar a una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es sin duda la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es más grande que las otras plantas del huerto; llega a hacerse como un árbol entre cuyas ramas van a anidar los pájaros.
 También les contó esta parábola:
El reino de los cielos se puede comparar a la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para que toda la masa fermente.
 Jesús habló de todo esto a la gente por medio de parábolas, y sin parábolas no les hablaba, para que se cumpliera lo que había dicho el profeta:
“Hablaré por medio de parábolas;
diré cosas que han estado en secreto
desde la creación del mundo.”   
Jesús explica la parábola de la mala hierba entre el trigo
 Jesús despidió a la gente y entró en la casa. Sus discípulos se acercaron a él y le pidieron que les explicase la parábola de la mala hierba en el campo. Él les respondió: El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre, y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que son del reino; la mala hierba, a los que son del maligno; y el enemigo que sembró la mala hierba es el diablo. La siega representa el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Así como se recoge la mala hierba y se la quema en una hoguera, así sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre mandará sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros y a los que practican el mal. Los arrojarán al horno encendido, donde llorarán y les rechinarán los dientes. Entonces, aquellos que cumplen lo ordenado por Dios brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan.

Los judíos tenían del Reino de Dios una idea grandiosa. Sien embargo, Jesús, les dice que es algo pequeño, aunque lleno de vida. Lo compara a una semilla. Es pequeña, pero de ella puede brotar un gran árbol. O a la levadura. Una pequeña cantidad fermenta toda la mesa.
En el último Capítulo General de La Salle, hemos comenzado un proceso al que llamamos Levadura. Es cierto que cada vez somos menos. Pero esto no nos debe llevar al desánimo, sino todo lo contrario. Debemos revitalizarnos, y con nuestro sencillo trabajo, ser fermento de toda la humanidad. 
Los cristianos, hemos pensado muchas veces que, como mayores eran nuestras obras más frutos obtendríamos. Jesús nos dice que debemos ser pequeñas semillas, levadura, como lo fueron aquellos primeros doce apóstoles. Ellos fermentaron la humanidad conocida en aquella época. De ellos salió el árbol de la cristiandad.
También nos dice que no somos nadie para separar las personas buenas de las malas. Para decir quién dará fruto y quien es una mala hierba. Debemos acostumbrarnos a convivir todos. Al final nos llevaremos muchas sorpresas. Y personas que decían no creer, veremos que han estado más cerca de Dios que nosotros. Nosotros debemos intentar hacer el bien, amar, entregarnos...Eso es lo que hace crecer el Reino.

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