miércoles, 8 de abril de 2020

EL ANACORETA Y EL CRECIMIENTO


El Anacoreta y su discípulo recogían todos los dátiles de la palmera. Era una de sus principales fuentes de calorías. Pero siempre había uno u otro que caían por la noche y la brisa del amanecer los enterraba bajo la arena. Fue así como junto a la palmera de la cueva nacieron cuatro pequeñas palmeras. Cada día las regaban un poquito, esperando que sus raíces llegaran al acuífero del que se alimentaba la palmera grande.
Un día el Anacoreta dijo a su discípulo:
- ¿Sabes cuál fue el primer mandamiento que dio Dios al hombre? Creced...Es lo que hacen estas pequeñas palmeras.
Siguió mirando las palmeras y añadió:
-  Pero lo que me llama la atención, es su forma de crecer. Nosotros creemos que crecemos cuanto más adquirimos, conquistamos, compramos...cuanto más poseemos. Las palmeras crecen en silencio, sin prisa, despojándose...Las primeras hojitas que sacaron han ido cayendo para que pudieran salir otras más fuertes...Y todo ello en silencio...
Miró al discípulo y le dijo:
- Porque el silencio es el Absoluto. El silencio es Dios...

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