jueves, 23 de abril de 2020

EL ANACORETA Y EL TIEMPO


Contemplaban ambos solitarios la belleza de una puesta de sol. El Anacoreta, sin dejar de mirar el horizonte y el cielo, dijo:
- ¡Qué gran suerte tenemos de estar en el desierto! Aquí dejamos transcurrir el tiempo con naturalidad. No miramos el reloj cuando estamos haciendo algo.
- Ya - dijo el discípulo - porque no tenemos reloj...
Rió el Anacoreta y siguió:
- Porque damos al tiempo su justo valor. Rezamos, contemplamos, preparamos el desayuno, desayunamos, trabajamos, volvemos a rezar...Lo hacemos todo viviendo el momento presente y sin estar acuciados por lo que viene después.
Siguió mirando aquel rojo sol ya casi oculto tras el horizonte:
- En la ciudad, el trabajo se hace casi siempre porque hay que ganar dinero. No se disfruta el momento. Se está pensando en su finl...para tener tiempo libre.
Dejó de hablar porque en ese momento el cielo cambiaba de color rojo a violeta entrando en la noche.
- Y ese tiempo libre, en vez de usarlo para contemplar, descansar, escuchar, leer, crear...se llena de mil y una actividades. De tal manera, que se acaba el día diciendo: no tengo tiempo para nada...El tiempo es un regalo de Dios. Y lo importante no es lo que hacemos, sino hacerlo conscientemente y, hacerlo viviendo la presencia de Dios...Así, todo lo que se hace se transforma en VIDA, en tiempo vivido plenamente...
Y se retiraron a su cueva porque ya era negra noche...

1 comentario:

  1. El tiempo es un regalo de Dios. Y lo importante no es lo que hacemos, sino hacerlo conscientemente y, hacerlo viviendo la presencia de Dios...Así, todo lo que se hace se transforma en VIDA, en tiempo vivido plenamente...

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