viernes, 17 de abril de 2020

EL ANACORETA Y LA SINFONÍA


A causa de una tormenta de arena, ambos solitarios estaban refugiados en la cueva del Anacoreta.
Entonces dijo:
- Si todos tocáramos el mismo instrumento, el mundo sería muy aburrido.
El discípuo pensó que el Anacoreta, a veces decía cosas muy raras. Además, en la cueva no había ningún instrumento musical.
- Es más - prosiguió el anciano - pretenden que todos toquemos la misma nota. ¡Menudo dolor de cabeza!
Seguía el discípulo interrogando con la mirada a su Maestro. Este sonrió y continuó:
- Esto es lo que pretenden los poderosos de este mundo. Y cuando digo "poderosos" me refiero a todos: los que tienen el poder religioso; los que tienen el poder económico; los que tienen el poder político...Para ellos lo ideal sería que todo el mundo tuviera un pensamiento único, las mismas reacciones, los mismos gustos y siguieran como corderos las mismas indicaciones.
Se detuvo un momento y añadió:
- La vida ha de ser una sinfonía. Instrumentos diversos y notas diferentes que, entre todos, formemos una bella melodía. ¿Te imaginas que el violín pretendiera que todos han de ser violines? Cada instrumento es importante y cada músico ha de amar el instrumento que toca. ¿Sabes cuál es el problema?
El discípulo no supo que responder.
- Que todos debemos aceptar el mismo director de orquesta. Si descubrimos a Dios, al Uno, al Trascendente..., no importa como lo llamemos cada uno, podríamos tocar entre todos la Gran Sinfonía de la Vida...
Y volvió a guardar silencio...

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