viernes, 22 de julio de 2016

CUANDO ÉL NO ESTÁ


 "El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.
María se quedó fuera, junto al sepulcro, llorando. Y llorando como estaba, se agachó a mirar dentro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y el otro a los pies. Los ángeles le preguntaron:
– Mujer, ¿por qué lloras?
Ella les dijo:
– Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.
Apenas dicho esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, aunque no sabía que fuera él. Jesús le preguntó:
– Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo:
– Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, para que yo vaya a buscarlo.
16 Jesús entonces le dijo:
– ¡María!
Ella se volvió y le respondió en hebreo:
– ¡Rabuni! (que quiere decir “Maestro”).
Jesús le dijo:
– Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y vuestro Padre, mi Dios y vuestro Dios.
Entonces fue María Magdalena y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también lo que él le había dicho."

María Magdalena experimenta la ausencia de Jesús. El sepulcro está vacío. Sin embargo Él esta allí. Nosotros, a lo largo de nuestra vida, también pasamos momentos en los que se nos hace patente su ausencia, la ausencia de Dios. Sin embargo Él está ahí, pero no lo reconocemos y los confundimos con el hortelano. Él atraviesa el Mediterráneo en patera, pero no lo sabemos reconocer. Él está en un campo de refugiados, o en el lecho de un hospital, o pidiendo limosna en la calle, o siendo desahuciado de su casa...No sabemos escucharlo. Él nos está llamando por nuestro nombre. Él siempre sale a nuestro encuentro. Pero hemos de saber verlo. Y luego, salir corriendo para anunciar a todos: ¡He visto al Señor!

1 comentario:

  1. Efectivamente Joan Josep, a veces no sabemos verlo o no queremos verlo por comodidad, pero El se nos manifiesta.
    Una abraçada, Montserrat

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