viernes, 29 de julio de 2016

EL HIJO DEL CARPINTERO


 "Y llegó a su propia tierra, donde comenzó a enseñar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía:
– ¿De dónde ha sacado este todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer tales milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? Y su madre, ¿no es María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? ¿De dónde ha sacado todo esto?
Y no quisieron hacerle caso. Por eso, Jesús les dijo:
– En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa.
Y no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en él."

Jesús llega a su tierra, y para ellos sólo es el hijo del carpintero. Lo han conocido desde su infancia y no saben ver nada más. No le hacen caso.
A nosotros, con las personas más próximas, nos puede ocurrir lo mismo. Las tenemos clasificadas. Son el hijo de este, la hija de aquél, aquel que hizo aquello en su adolescencia...Y no sabemos mirarlos con otros ojos. No sabemos mirar lo que son "ahora" en realidad. Eso hace que no podamos aprender de ellos. Y lo que es más grave, que no podamos amarlos; que los despreciemos.   

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