sábado, 2 de julio de 2016

VINO NUEVO


"Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:
– Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?
Jesús les contestó:
– ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie remienda un vestido viejo con un trozo de tela nueva, porque lo nuevo encoge y tira del vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos, para que se conserven ambas cosas."

Los discípulos de Juan y los fariseos no comprendían la alegría de los discípulos de Jesús. De hecho, nosotros seguimos asociando religión a sacrificio y penitencia, a pesar de que Jesús nos dice que debemos estar alegres porque el "novio" está con nosotros. 
Jesús nos trae el vino nuevo del Nuevo Testamento, y no podemos meterlo en odres viejos de ritos y ceremonias, sino en el odre nuevo de nuestro corazón. Cuando olvidamos a Jesús y nos alejamos de Él, es cuando debemos ayunar y estar tristes. La verdadera espiritualidad, la que nos acerca a Dios, es la que nos llena el corazón de alegría, de paz, de amor. Todo lo que nos produce tristeza, angustia, dolor, no nos lleva, si no que nos aleja, del Señor. 

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